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 Actividad física adaptada. Tema 2 – Tipos de Discapacidades
Entre los 9-10 años dejan de caminar, necesitando una silla de ruedas, generalmente eléctrica, porque tampoco tiene fuerzas en los brazos. Por todo ello, se trabaja mucho con actividades en el medio acuático.
La mayoría tiene una esperanza de vida de unos 20 años, por complicarse su patología con problemas respiratorios y cardiacos derivados de la degeneración muscular.
1.3.2. Distrofia muscular de Becker
Es parecida a la anterior, pero con la diferencia de que la evolución es mucho más lenta, pudiendo llegar a la edad adulta aún siendo físicamente muy dependientes.
1.3.3. Atrofia espinal infantil
Es una lesión primaria localizada en las células de la médula espinal. Los portadores de esta lesión son los progenitores, aunque no padezcan la enfermedad.
Se manifiesta en los primeros meses de vida. Produce una gran hipotonía en todos los grupos musculares. Al principio, el desarrollo psicomotor suele ser normal y luego se estaciona a partir de los 8-10 meses. A partir de esa edad, aparece un retroceso en la evolución motriz. Aproximadamente solo un 25% es capaz de mantenerse en posición sentada sin apoyo. Es raro que lleguen a gatear y casi nunca caminan.
Hay que tener un especial cuidado con la función respiratoria. Cualquier pequeña afectación puede evolucionar a neumonía con cierta facilidad. Esto es debido a la falta de fuerza en los músculos respiratorios para toser y expulsar las toxinas. Suelen tener tendencia a desviaciones de columna o escoliosis. Cuando estas son muy pronunciadas también comprometen la función respiratoria.
Debido a todos estos síntomas, suelen ser personas con una falta de autonomía, lo que les suele obligar a depender de otras personas en su vida diaria.
1.3.4. Esclerosis múltiple en placas
Es una afectación neuro-muscular de origen desconocido. Afecta a las vainas de mielina que recubren las fibras nerviosas de la persona. La mielina es una sustancia que recubre las fibras nerviosas y que se encarga de propagar los impulsos eléctricos que pasan por ellas. Dichos impulsos son indispensables para que nuestro sistema nervioso funcione correctamente (la mielina es el equivalente a los hilos de cobre en un cable eléctrico). Gracias a esa propagación, nuestro cerebro y nuestra médula pueden emitir y recibir información de y hacia nuestro aparato locomotor. Allí donde se pierde la mielina, aparece tejido cicatricial (placas), limitando la propagación. Esto provoca pérdidas de sensibilidad y de control de los movimientos.























































































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