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Actividad física adaptada. Tema 2 – Tipos de Discapacidades
2.4. DISCAPACIDAD AUDITIVA
Aunque el déficit auditivo no suele requerir grandes adaptaciones para que las personas que lo padezcan participen en actividades normalizadas, sí es importante tener en cuenta que las implicaciones de la deficiencia auditiva, pueden ir más allá de la pérdida de una capacidad sensorial; pueden repercutir directamente (en la mayoría de los casos) en el desarrollo lingüístico-comunicativo y, como consecuencia de ello, en el ámbito social y afectivo de quien lo padece.
CONCEPTO
Se denomina déficit auditivo al trastorno sensorial caracterizado por la pérdida de la capacidad de percepción de las formas acústicas, es decir, pérdida de la capacidad auditiva.
El déficit se presenta en cualquier persona sin especificar el grado ni el tipo concreto de dicha pérdida. El término sordera se reserva a los déficits auditivos severos o profundos.
VARIABLES QUE DETERMINAN LAS DIFERENCIAS INDIVIDUALES
Todo acercamiento riguroso al déficit auditivo debe contemplar el hecho de la diversidad en el campo de la sordera, lo que requiere una doble premisa:
1. El grado de pérdida auditiva, la gravedad del déficit, aún siendo un indicador de gran importancia, es un indicador limitado para la definición exacta de las necesidades reales de la persona.
2. El perfil de estas necesidades viene determinado por un conjunto de variables que delimitarán un caso individual e irrepetible, singular en sus posibilidades y en sus limitaciones.
Estas variables se pueden agrupar en dos grandes bloques:
VARIABLES DIRECTAMENTE RELACIONADAS CON EL DÉFICIT
A. EL TIPO DE DÉFICIT AUDITIVO
1. De transmisión: Hablamos de sorderas de transmisión cuando su origen se sitúa en el
oído externo u oído medio, en el tímpano o en la cadena de huesecillos. Es posible resolverlo con tratamiento médico o quirúrgico, por lo que el pronóstico es bastante favorable. Este tipo de sordera plantea problemas que afectan a la audición en su vertiente CUANTITATIVA.
2. De percepción o neurosensoriales: Cuando el problema se sitúa a nivel del oído interno, de nervio auditivo o zonas auditivas cerebrales. Estas son las sorderas más graves y permanentes. Su pronóstico es también más complejo a nivel médico y la génesis de necesidades especiales (educativas, sociales, etc...) puede ser también mucho mayor, pues la afectación de la audición no es sólo CUANTITATIVA sino