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Actividad física adaptada. Tema 3 – Cómo tratar a las personas con discapacidad
TEMA 3. CÓMO TRATAR A LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD
1. INTRODUCCIÓN
Las personas con discapacidad, son principalmente y ante todo personas, de aquí que lo normal sea tratarles con la mayor normalidad posible. "Lo normal es un trato normal".
Nuestra primera reacción al observar que una persona presenta una discapacidad, con las limitaciones que ésta conlleva es prestarle nuestra ayuda, de esta manera asociamos la discapacidad a la necesidad de dependencia de otros, cuando lo deseable es que la persona discapacitada logre la mayor independencia posible.
Cuando se procede al estudio de las características psicoafectivas de las personas con discapacidad, se observa, en primer lugar unas necesidades elementales que pueden provocar una determinada insatisfacción y derivar más tarde en desequilibrios manifiestos.
Por todo ello, cuando tratamos a personas con discapacidades, tenemos que tener en cuenta que como cualquier otra persona tienen las siguientes necesidades:
• Conocer, explorar y asumir su propio cuerpo: Cuando una persona tiene una autoimagen negativa, incompleta o simplemente no asumida, está en el camino de tener problemas personales que inciden directamente en la construcción y desarrollo de la personalidad.
• Independencia y autonomía personal: En la medida en que una persona es capaz de independizarse de la atención y cuidado de los demás, consigue mayores cotas de libertad personal y está en mejores condiciones de autoafirmarse y crecer de acuerdo a sus intereses más íntimos.
• Motivación y autoestima: La motivación es un motor que nos mantiene vivos e ilusionados por hacer algo. Cuando una persona carece de motivación, cuando su propia valoración personal es casi nula, se puede decir que está a la deriva y va depender en gran medida de las expectativas y cuidados de los demás, hacia su persona.
La realidad demuestra que la aceptación y valoración de las personas con discapacidad, ha dejado mucho que desear, la mayoría de las veces. La respuesta social ante estas personas ha venido marcada por actitudes paternalistas y proteccionistas, en las que la lástima y la pena han sido moneda de cambio común.