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#conscienciaenlacomida
¿EN QUÉ CONSISTE?
El mindful eating o alimentación consciente es una forma de comer que implica hacerlo en contacto con las sensaciones de hambre, sed o saciedad, respetando la sabiduría interna del propio cuerpo.
• La alimentación consciente en los niños es innata. Hasta los 3-4 años, el pequeño come de forma muy intuitiva: sabe cuándo su estómago está vacío, y necesita comer y rellenarlo de gasolina, y cuándo su estómago ya está lleno y tranquilo, por lo que ha llegado el momento de dejar de comer.
• A partir de esta edad, puede suceder que se distorsione esta relación natural con la comida con demasiadas normas, o premiando o castigando con comida. Será el momento de empezar a trabajar con técnicas que ayuden al niño
a mantenerse en contacto con
las necesidades de su cuerpo, modi car tus mensajes hacia unos más positivos y hacer un trabajo de responsabilidad, para que,
en casa, haya, sobre todo, comida real y el niño se vaya familiarizando con este tipo de alimentos.
BENEFICIOS
PARA LOS NIÑOS
• Potenciar el mindful eating en los niños les permite ser conscientes de esta capacidad innata que tienen para alimentarse de forma positiva y saludable. Reconocer que tienen esta sabiduría interna les estimula
y hace que su con anza aumente.
EMOCIONES EN EL PLATO
• Asimismo, fomentar esta perspectiva en el núcleo familiar promueve, en general, elecciones alimentarias más saludables y un menor consumo de comida basura. En consecuencia, el mindful eating ayuda a prevenir problemas de peso y trastornos de alimentación.
A diferencia de lo que estamos acostumbrados, la alimentación consciente no pone normas, aunque sí es rme. Permite
comer desde la con anza
y no desde el miedo, dejando
que los niños aprendan a autorregular su ingesta y a tomar decisiones alimentarias positivas para ellos.
#36# Mibebeyyo
• A partir de los 3-4 años, es normal que los niños acaben sucumbiendo a otros estímulos que les llevan
a querer comer opciones menos saludables. En la sociedad en la que vivimos, en la cual los inputs alimentarios son constantes, es muy fácil que la comida se convierta en una fuente de placer más allá de la propia necesidad de ingerir alimentos. • Para evitar este tipo de relación con la comida, es muy importante enseñarles la diferencia entre comer por hambre (cuando su estómago está vacío) o por otros estímulos (ver comida atractiva, que te ofrezcan un premio a través de la comida, estar aburrido y querer entretenerse con comida, etc.).
Los mensajes que usamos los
padres para comunicarles esta diferencia son clave. Estamos acostumbrados a dar estos mensajes desde la norma y lo negativo:
“No comas eso que no es sano”,
“No comas eso porque ahora vamos a comer”... Pero, así, lo único que conseguimos es aumentar el deseo del niño por comer. Entonces,
¿por qué no utilizar mensajes que les hagan conectar con las necesidades de su propio cuerpo? Por ejemplo: “Entiendo que te atraiga este alimento, pero ¿crees que es el
mejor momento para comerlo?”, “¿De verdad tu cuerpo lo necesita ahora?” o “En la esta, vas a encontrar alimentos muy atractivos; elige
los que más te gusten y disfrútalos evitando que luego te duela la tripa”.