Page 42 - Mi bebé y yo 334 Julio-Agosto
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El hecho de comer por aburrimiento o, últimamente, para encontrar consuelo, al menos en la comida, se denomina “hambre nerviosa”, y son muchas las personas que la experimentan en estos tiempos de ansiedad y dificultades. ¿Cómo se combate? En primer lugar, no nos abandonemos a la pereza y la apatía; por el contrario, aprovechemos el tiempo manteniéndonos ocupados en actividades que nos gusten y, sobre todo, que requieran el empleo de las manos. Jugar a construcciones con tu hijo, crear marionetas, pintar, coser, tocar un instrumento musical, hacer bricolaje, escribir... Son actividades que mantienen las manos y la mente ocupadas, y nos alejan del deseo de abrir
el frigorífico. Si no nos vemos capaces, podemos tener en la nevera “picoteo sano”, como barritas de hinojo o zanahoria, tomates “cherry”, frutas ya lavadas y cortadas, etc. ¡Atención! Es indispensable que los alimentos estén listos para consumir, ya que el “hambre nerviosa” no espera.
D Y B12: DOS VITAMINAS ESPECIALES
Durante un tiempo, la vitamina D se estudiaba por sus propiedades protectoras, que van mucho más allá de su capacidad para fijar el calcio en los huesos. Cerca del 80% de la que necesitamos cada día la producimos solos, exponiéndonos a la luz del sol, pero también
es bueno consumirla a través de los alimentos más ricos: el pescado (sobre todo, el salmón y el pescado azul), así como la leche y algunos quesos, como el de tipo “parmesano”.
En cuanto a la vitamina B12, se podría decir que es una “todoterreno”, capaz de desarrollar múltiples funciones en el organismo, incluida
la de favorecer la eficacia del sistema inmunitario.
Tiene una característica propia: solo se encuentra
en los alimentos de origen animal, en los huevos, el pescado y la carne, sobre
todo, en la de cordero,
que merecería
dedicarle un poco más de espacio en nuestra mesa.
A, B, C, E: UN PÓQUER
DE ASES EN TU MESA
Las vitaminas también ayudan a nuestras defensas. Las del grupo B logran aumentar directamente la producción de células inmunitarias, pero tampoco hay que olvidar
las vitaminas A, C y E, que actúan como antioxidantes, protegiendo a estas mismas células inmunitarias de la acción agresiva de los radicales libres. Traducido a la mesa, significa aplicar la conocida regla de “cinco al día”, es decir, cinco raciones de fruta y verdura
a diario, procurando alternar hortalizas de varios colores, con el fin de disfrutar de sus propiedades saludables específicas.
#42# Mibebeyyo
¿Comes por los nervios?
Mantén tus manos (y tu mente) ocupadas