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#¡ponteaprueba!
TEST
CONTRACCIONES
NO TODAS SON IGUALES. EXISTEN CONTRACCIONES DE MUCHOS TIPOS. RESPONDE A LAS PREGUNTAS DE NUESTRO TEST Y APRENDE A RECONOCERLAS.
1. Durante los nueve meses:
A > Siempre se producen contracciones.
B > Solo se producen cuando empieza la dilatación. C > Las contracciones se advierten únicamente
en el segundo embarazo.
2. El término “precoces” indica:
A > Contracciones que podrían desencadenar un parto prematuro.
B > Una dilatación rápida.
C > Un adelanto de la dilatación.
3. Las contracciones de Braxton-Hicks se manifiestan: A > En la última etapa de la dilatación.
B > Con la expulsión de la placenta y las secundinas. C > En las últimas semanas de embarazo.
4. Durante la dilatación, las contracciones:
A > Empiezan a intervalos irregulares y, después,
se vuelven regulares. B > Empiezan siendo regulares y, después,
se vuelven irregulares.
C > Se presentan con una frecuencia imprevisible.
5. Los “entuertos”:
A > Se notan justo después del parto.
B > Se notan, sobre todo, durante la lactancia. C > Es raro notarlos.
1. A. Siempre
se producen
En cualquier período del embarazo,
el útero puede endurecerse de repente. Si las contracciones no producen dolor, no hay por qué preocuparse; se trata de contracciones fisiológicas, simplemente “reactivas”, es decir, debidas a un espasmo de la musculatura uterina, porque, quizás, la vejiga está llena
y aplasta un poco el órgano, o bien
la futura mamá está realizando
un esfuerzo intenso, o incluso está acariciándose la barriga y el niño responde moviéndose. Una vez cesa la causa “desencadenante”, la contracción termina y todo vuelve a la normalidad.
2. A. Contracciones que podrían provocar un parto prematuro
La futura mamá también puede notar otro tipo de contracciones “extrañas”, más intensas y frecuentes, acompañadas de un dolor similar al de la menstruación. La mayoría de las veces, esta sensación pasa y la situación se resuelve. De todos modos, es preferible consultar al ginecólogo para descartar que se trate de contracciones potencialmente “precoces”, capaces de modificar el cuello del útero y poner en marcha la dilatación, lo que podría desencadenar un parto prematuro. Si, durante la exploración ginecológica, el médico comprueba que el cuello del útero todavía está cerrado y mide, al menos, tres centímetros de largo, la mamá puede volver a casa:
el riesgo de un parto prematuro es mínimo y, en este caso, la “prescripción médica” es el reposo. En cambio, si las contracciones provocan una modificación efectiva del cuello del útero, es preciso un ingreso inmediato, con el fin de mantener controlada la situación y evitar que las contracciones den comienzo a un parto prematuro.
Para bloquear las contracciones, se inyectan, por vía endovenosa, algunos fármacos tocolíticos, es decir, capaces de relajar la musculatura uterina y detener el proceso que conduce al nacimiento del niño.
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