Page 36 - Mi bebe yo 341 - Junio 2021
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¿CÓMO PROTEGER LA PIEL?
• El sentido común siempre nos debe guiar. Deben evitarse las horas centrales del día
y no exponer nunca al pequeño entre las
12 de la mañana y las 4 de la tarde. Atención: antes de los seis meses no hay que exponer al sol al bebé y nunca hay que bajar la guardia en los días nublados o más frescos debido a la acción del viento. El sol se ltra igualmente y la presencia de rayos UVA y UVB, ambos perjudiciales, es idéntica.
• Para proteger la piel de los más pequeños, se les puede poner un bodi ligero que les tape, siempre que impere el sentido común. Es decir, si la temperatura es elevada y se
le cubre en exceso, aunque se trate de una prenda na, se podría exponer al bebé al riesgo de deshidratación. Cuidado también con las sombrillas: es un accesorio imprescindible, sobre todo si es de tejido oscuro y grueso,
pero no anula la refracción de los rayos solares, por lo que se debe aplicar una crema protectora al bebé de todos modos.
• Los mejores ltros solares para niños de menos de seis años son los denominados “físicos”. Tienen un fuerte poder cubriente, por lo que re ejan más la luz del sol. Deben tener un factor de protección 50+, que recordemos que no signi ca “protección total”, y que no permite aumentar el tiempo de exposición.
• Para utilizar estos productos, solo se necesita seguir unas simples reglas: no deben usarse productos de la temporada anterior, que podrían estar caducados o no haber estado
en condiciones de conservación óptimas.
• Hay que aplicarlos media hora antes de la exposición. De esta manera, la crema se absorbe mejor y es más e caz. La protección solar debe aplicarse sobre todo el cuerpo, labios incluidos, después de cada baño, puesto que no existen cremas completamente resistentes al agua.
En cualquier caso, la crema debe volver
a aplicarse cada dos horas, aunque se supone que un niño pequeño no debería superar nunca este tiempo de exposición al sol.
• Estas premisas tambien se aplican a
los llamados “fototipos”: ya sean rubios
o morenos, los niños deben protegerse igualmente. Hay que prestar una especial atención a los pequeños de cabello rubio
y piel muy blanca o rosada, ya que están
más expuestos a los peligros del sol
• Los lunares no requieren una protección especí ca. Al estar hiperpigmentados, se encuentran más protegidos que el resto de la piel. Los lunares se deben tratar como el resto de la piel, sin mayor protección ni temor. Los únicos lunares “de riesgo” son los congénitos gigantes que superan los 20 centímetros,
así como algunos “nevus de Spitz” atípicos.
• En cambio, las quemaduras solares sí que aumentan la posibilidad de sufrir melanoma en la edad adulta. Cuando las quemaduras son leves, se pueden tratar con un baño fresco y con cremas calmantes. Si son más importantes, es preferible que el pediatra valore la conveniencia de prescribir una crema de hidrocortisona.
¡PONTE AL SOL TÚ TAMBIÉN!
• Crema, gafas de sol y una buena tumbona: la mamá también necesita luz, al menos, media hora al día, incluso en el balcón o en una habitación con la ventana abierta de par en par. Parece mentira, pero puede cambiar la calidad de todo un día.
• El 80% de las mamás sufre un tipo de melancolía después del parto, el llamado baby blues. En otras palabras, es el vacío
(el “luto”) que provoca la ausencia de la barriga, sumado al cansancio que el cuidado del bebé conlleva. Y, como sabemos, la luz estimula la producción de la hormona
del buen humor, la serotonina. La mamá puede dar pequeños paseos con el bebé aprovechando las horas de sol. No obstante, si el cansancio hace mella, también puede ir bien hacer una pausa de relax en el balcón.
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