Page 34 - Mi bebe yo 341 - Junio 2021
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PARA LOS HUESOS (Y LOS PRIMEROS DIENTES)
Sin el sol no tendríamos reservas de vitamina D, que proviene, en un 90%, de la síntesis
producida por la piel expuesta a los rayos ultravioleta.
• La vitamina D es magní ca para los huesos, pues facilita la absorción del calcio, favorece el cierre de las fontanelas y contribuye a una buena dentición.
• La leche materna contiene poca cantidad, razón por la que se prescribe a los recién nacidos
un suplemento oral de vitamina D, con el  n de prevenir el raquitismo, así como para obtener
una densidad ósea adecuada.
• El tratamiento preventivo de vitamina D, en la dosis indicada por el pediatra, se recomienda durante todo el primer año del niño. A partir del año, en verano, se aconseja que todos los niños se expongan
al sol una media hora, al menos dos veces a la semana, con los brazos y las piernas descubiertos.
• No obstante, hay que evitar que el pequeño se queme en caso de exposiciones más prolongadas
y frecuentes con una adecuada protección solar, aunque se encuentre en el balcón o la terraza de casa.
PARA EL SISTEMA INMUNITARIO
• Los estudios indican que más del 50% de los niños sufren un dé cit
de vitamina D, una gran aliada del sistema inmunitario. En realidad, es un problema
que afecta a la mayoría de la población, adultos y ancianos incluidos. Tanto es así que,
en países como Italia, la Universidad de Turín ha evidenciado una posible relación de esta carencia con la epidemia del coronavirus.
• Numerosas pruebas cientí cas han demostrado un papel activo de la vitamina D en la modulación del sistema inmunitario, un efecto en la reducción del riesgo
de sufrir infecciones respiratorias de origen vírico, incluida la provocada por el coronavirus, así como la capacidad de combatir el daño pulmonar por hiperin ación. • La compensación de esta carencia vitamínica común se puede alcanzar, principalmente, exponiéndose a la luz solar, incluso en nuestros balcones y terrazas, comiendo alimentos ricos en vitamina D y, siempre bajo control médico, tomando preparados farmacéuticos especí cos.
PARA DORMIR BIEN
• Luz y oscuridad, sueño y vigilia: un ritmo biológico ancestral que debe preservarse si queremos favorecer el sueño y dormir bien. Nuestro reloj interno se mantiene sincronizado con el ciclo del día y de la noche mediante estímulos naturales, como la luz solar.
• De la exposición a la luz también depende la producción
de melatonina por parte de la epí sis, la glándula pineal situada
en la base del cerebro. Después de muchas horas de luz, la glándula empieza a producir esta “hormona del sueño” cuando llega la noche, que nos hace tener ganas de dormir.
• Si el niño ha pasado todo el día encerrado, en ambientes
poco iluminados, podría tener problemas para conciliar el sueño. Por el contrario, una cantidad adecuada de luz natural, aunque
no salga de casa, contribuye a favorecer el sueño del bebé.
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