Page 46 - Mi bebé y yo 335 Septiembre 2020
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 El reto con este “superalimento”, desde el punto de vista nutricional, es difícil, pero no imposible. Cocidas, las coles de Bruselas también cuestan de aceptar para muchos adultos, así que podemos imaginar lo
que piensan los niños de ellas. Como alternativa, podemos cortar las coles por la mitad y, una vez cocidas, las podemos caramelizar en la sartén junto con zanahoria picada y una cucharadita de ágave, hasta que estén crujientes. De este modo, adquirirán una nota dulce, que enmascarará su típico sabor amargo. Para conseguir un resultado ideal, se pueden añadir uvas pasas y piñones.
                   PURÉ
Es un concentrado de sales minerales, antioxidantes y vitaminas, además de una excelente fuente de fibra en una forma adecuada para el delicado estómago de los más pequeños. El puré de verduras parecería estar hecho a medida del niño, si no fuese por el color verdoso tan poco atractivo. Una buena manera de cambiar este aspecto es añadiendo al verde del calabacín el color naranja de la calabaza o el neutro de las patatas y la coliflor, o incluso recurrir al toque de “magia” del tomate.
Si completamos el puré con unos picatostes de pan o unas estrellitas de pasta, el plato pierde su aspecto “triste”.
pescado
¿No le gusta su aspecto? ¿Ni
las espinas? Podemos usar un pescado blanco, como el lenguado o la merluza, y desmenuzarlo como si se tratase de atún en lata. El pescado se limpia, se cuece y
se le retiran la piel y las espinas.
A continuación, se puede triturar junto con un poco de puré de patata. Podemos condimentar esta masa con zumo de limón y hierbas aromáticas, y darle la forma de un pez, con la ayuda de un molde. Seguidamente, se pone en el frigorífico y se deja enfriar. Puedes decorar el pececito con rodajas
de zanahoria y tomate, formando los ojos y la boca. Como variante: puedes envolver la masa con papel de hornear y cocerlo como si fuera una albóndiga grande.
ESPINACAS
No todo el mundo sabe que las espinacas son ricas en ácido fólico
y que están entre las verduras con más antioxidantes, además de contener vitaminas A y C, y potasio (tienen casi el doble que los plátanos). Todo esto es suficiente para ganarse un puesto en el pódium de los alimentos más saludables. Cuando
el pequeño cumpla el primer año (antes, no es conveniente ofrecérselas porque contienen una cantidad significativa de nitratos), pueden utilizarse como ingrediente
de albóndigas y croquetas, con patatas y huevo. No hay que olvidar que las espinacas son estupendas para preparar tartas saladas
y quiches, como base del relleno, combinadas con requesón
y jamón cocido.
  Es saciante y aporta muy pocas calorías. Además, contiene una elevada cantidad de factores protectores y vitamina C. A partir de los diez meses (cuando el aparato digestivo ha alcanzado una buena eficacia), merece un lugar de honor en la mesa. Lástima que el aroma que desprende durante
su cocción no sea muy agradable. Pero todo cambia si lo trituramos después de cocerlo, le añadimos aceite de oliva, piñones, albahaca y queso parmesano rallado, para preparar una salsa al pesto deliciosa para combinar con pasta o como relleno de una lasaña. El brócoli también es irresistible si, una vez cocido, se tritura con patatas y romero para hacer unas croquetas, que se pueden rebozar con harina de maíz y hornearse.
#46# Mibebeyyo
brócoli
COLES DE BRUSELAS












































































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