Page 30 - Mi bebé yo 347 Marzo-Abril 2022
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#elpediatra
RUBÉOLA
El virus responsable es el Rubivirus, de la familia togaviridae. En general, se trata de una enfermedad
leve, sin complicaciones, salvo, y es de gran importancia, que la padezca una mujer embarazada, que, en la etapa embrionaria, puede transmitirlo a su hijo debido a la capacidad del virus para provocar daños en el embrión (teratogenicidad).
• CONTAGIO. Se trata de una enfermedad muy contagiosa, a través de las secreciones nasofaríngeas y de objetos que han estado en contacto con una persona enferma, así como a través de personas asintomáticas infectadas. El período de contagio abarca desde diez días antes de que brote el exantema hasta 15 días después.
• PERÍODO DE INCUBACIÓN. Va de 12 a 23 días (14 a 17 de media). Al  nal de ese período, puede aparecer  ebre discreta y síntomas de resfriado de vías respiratorias
leve, de corta duración. Aparece, entonces, el exantema, que también es de corta duración, y que desaparece
en 3-4 días.
• EXANTEMA. Recuerda al del sarampión
(morbiliforme), comienza detrás de las orejas y en
la cara, extendiéndose, sobre todo, al tórax. Antes de manifestarse, pueden aparecer unas pequeñas manchas rojizas en el velo del paladar. La tríada sintomatológica clásica de la rubéola se caracteriza por  ebre (poco
elevada), exantema y aumento de tamaño (hipertro a) de los ganglios retroauriculares, cervicales posteriores y suboccipitales.
• TRATAMIENTO. Es exclusivamente sintomático.
• VACUNA. Desde la administración sistemática de la vacuna, hoy en día, formando parte de la triple vírica, incluida en el calendario de vacunaciones de la AEP,
la rubéola congénita ha desaparecido prácticamente. Esta se caracteriza, sobre todo, por cataratas congénitas y otras alteraciones oculares, cardiopatía congénita, sordera y otras alteraciones muy graves, como incapacidad para el aprendizaje, dé cits inmunológicos, disfunción tiroidea y otras alteraciones.
La administración de dos dosis de la vacuna triple vírica protege prácticamente del 100% de los contagios de rubéola.
• Máculo-papulosos. Se caracterizan por la aparición de máculas, es decir, manchas planas, o bien pápulas, que son lesiones algo abultadas, que se palpan. El ejemplo más característico es el exantema del sarampión.
• Eritrodérmicos. Consisten en un enrojecimiento in amatorio extenso de la piel, como ocurre en la escarlatina.
• Urticariales habonosos. Sus lesiones características son los habones: pápulas
con la parte superior plana, con presencia de edema, que pueden unirse adoptando
una morfología anular o serpenteante, que blanquean por la presión de los dedos. El origen alérgico es el más frecuente, aunque existen muchas causas capaces de provocarlo.
• Vesículo-ampollosos. Está caracterizado por lesiones elevadas con contenido seroso y de diámetro variable: si es menor de 2 mm, hablamos de vesículas, y si es mayor, de ampollas. Es el exantema característico de la varicela.
• Purpúrico-petequiales. Se trata de diminutas lesiones puntiformes de no más de 3 mm de diámetro, de color rojo, provocadas por extravasación de sangre bajo las capas más externas de la piel, que no desaparecen con la presión de los dedos, denominadas petequias, y si su diámetro es igual o superior a 3 mm, púrpura. Puede tener múltiples causas, infecciosas o no.
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Tipos de exantema según su morfología


































































































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