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unieron    a  ellos,  pero ellos     no eran    de ningún      bando. También

                  estaba   allí,  Lisardo primo       hermano de mi         padre,    que   se había
                  unido a     ellos   por   el  mismo motivo que           los   demás,    no tener

                  problemas. Este        gitano primo        de   mi   padre,    se   fue   al  frente
                  obligado por el ejército rojo, y el mismo se pegó un tiro en el pie,

                  fingiendo que le habían herido, de esta manera se libró estar en el

                  frente. Debido a que había estado en el frente de la guerra, Lisardo
                  fue respetado entre los milicianos.


                  Mientras mi padre, mi tío Rafael, y el Charri, estaban esperando su

                  turno   para pasar al     misterioso    patio,  un gitano     soldado    miliciano,
                  hacía guardia caminando            de  un extremo       a otro,    vigilando,   con

                  otros   soldados      a  la  hilera  de   prisioneros. Este      gitano soldado,

                  dándose      que   cuenta que       mi   padre    y   sus  acompañantes        eran
                  gitanos, se arrimó por varias veces por su lado y con disimuló para

                  nadie   se  diera cuenta que       hablaba con ellos,       les  dijo:  “Os   van   a

                  estarar, os van a estarar” Esto es: “Os van a matar, os van matar” El
                  gitano   soldado     volvía a caminar y        otra vez les     decía   las  mimas

                  palabra, sí varias veces.


                  Mi   padre    había entendido       el  mensaje,    pero   ¿que    podían    hacer?
                  Entonces     recordaron      que Lisardo      su  primo,      era  respetado por

                  ellos,  por  los  milicianos    y  tal  vez  algo podría    hacer,   pero ¿Cómo
                  avisarle? De     repente    vieron a una gitana que         estaba mendigando,

                  que    era   familia   también      de   mi padre,       la  tía  Emilia.    Como

                  pudieron,     le  dijeron al   soldado    gitano  que   avisará a la gitana que
                  estaba   mendigando. La        tía  Emilia  vino,   y  rápidamente     le pidieron

                  que avisara a Lisardo y le dijeran que estaban presos. La gitana fue

                  corriendo a     avisar   a  Lisardo,   antes  que   la  cola  de  personas     fuera
                  más rápida. Cuando vino, y vio que mi padre y los demás estaban

                  en  la  cola,  se  fue  a  los  mandos     y  hizo un    teatro que    sirvió para

                  salvarles la vida, estas son las palabras contadas por mi padre.

                  Lisardo    habla a los     mandos      enfadado     y  les  dice:  “¿Así,   queréis

                  ganar   la guerra   fusilando a     los nuestros?” Los       mandos     Milicianos


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