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Palabras Confinadas



                                               ¿EL FIN O EL COMIENZO?

                                            Andrés Felipe Alvarado Jaimes

                                            Registro del capitán: Nota número…, no

                                            tengo idea…, no sé cuánto tiempo llevo
                                            aquí o por qué hago esto, ni estoy seguro

                                            de si alguien logrará escuchar esto, pero
                                            lo he hecho tantas veces que es más

                                            como mi forma de permanecer cuerdo;
                                            supongo que es mi alma queriendo dejar

                                            un legado…dejar una huella. Una parte
                                            de mí que quede “viva” después de…
                                            todavía no me hago a la idea de fallecer.

                                            Todos se han ido, soy el último, los otros
                                            tres ya no están aquí. Hace frío, mucho

                                            frío. Esa maldita plaga….nosotros….una
                                            maldita plaga, si no hubiésemos abusado

                                            de él, si tan solo hubiésemos dejado
                                            cuando pudimos… supongo que es

                                            imposible saciar al ser humano, al fin
                                            entiendo sus palabras de odio y rencor, es
                                            curioso, antes pensaba que solo era un

                                            estúpido estadounidense, ahora lo
                                            extraño, los efectos de la soledad

                                            supongo… tengo mucho frío… demasiado
                                            frío.


                              Una  voz  resonó  a  la  distancia  con  un  tono  tenue,

                              calmado, sin sentimiento, pero aun así capaz de ser
                              suficiente para saciar mi necesidad de compañía.
                              –  ¿Desea  escuchar  el  archivo  de  audio  de  nuevo

                              señor?– preguntó.
                              – No hará falta– respondí concisamente.



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