Page 322 - [1library.co] l la era de las maquinas espirituales kurzweil

-Ya no contamos personas. Terminó por quedar claro que censar
Como dice Iris Murdoch: «Es
-Estuve haciéndolo durante medio siglo, pero ya estaba agotada.
-¿Quiere decir que se resolvió el problema de a quién censar?
lo que queda por hacer es casi exclusivamente cues­
personas individuales no tenía sentido.
tión de cómo aplicar el sistema.
De todos modos,
-¿Para qué habría de querer una cosa así? Demasiado esfuerzo de
-l'ueJo tet/crllli euelpo propio cn CuaÚfuicr momento que lo descc.
Y .re bizu tudu a la vez, di­ dzlícil decir dónde termina una persona y comienza otra.» Es algo así como tratar de contar ideas o pensamientos. -Entonces, ¿qué es lo que censan? -Obviamente, censamos cómputos. -Es decir, ¿cálculos por segundo? computación debido a la -Humm. Es un poco más complicado, cuántica. -No esperaba que fuera sencillo. Pero ¿cuál es el resultado? -Bueno, sin computación cuá
-¿Entonces, hasta cierto punto, se escanearon los circuitos neu­
-Pero ¿no tiene usted un sustrato neuronal específico?
mantenimiento para resultados limitadísimos.
lus de Mully. -Pero ¿no se pregunta si sigue siendo la misma persona? -Por supuesto que soy la misma. Recuerdo perfectamente mis ex­ periencias de antes de comenzar a escanearme la mente, tanto durante la década en que se copiaron los fragmentos como después. -Seguro, ha heredado usted todos los recuerdos de Molly. -¡Oh, no otra vez, no es ésa la cuestión.' -No tengo intención de contradecirla. Pero pie

ronales de Molly? -¡Pues, claru.' Lm' mius; cho sea de paso. - veinte años que hemos zanjado el problema. mundo. -Bueno, como todos. -¿ToJos? -Es Molly. -Creo que sé quién soy. mundo. -Seguro que sí. identidad. misión del censo? 322