Page 1858 - JULIO
P. 1858
— Mi vida entera ya es tuya, sólo para ti, amor mío. Nos pertenecemos, 19
nos amamos, nos cuidamos… quédate en mí o me quedaré yo en ti; es
lo mismo, porque somos uno solo para amarnos por siempre.
Esa es la eterna promesa que un día nos hicimos, y así, cumpliéndola,
seguimos siempre juntos, siempre fieles, siempre amándonos…
Mi amor, nunca dudes de este amor, nunca dudes en decirme cuanto
me cielas, porque yo de ti no dudo ni por un instante, mi mundo gira
junto al tuyo y así debe ser hasta que estas cartas sólo sean un
recuerdo porque pronto lo más lejos que estarás de mí será a una
puerta o quizás una ventana, pues yo sabré esperar el tiempo que haga
falta para estar contigo.
Mayo, mes de cambios y de nuevas estaciones…, más mi amor continúa
inamovible desde el día que te conocí.
Eso es todo por hoy, te cielo con todo mi corazón.
El amor tiene tu nombre.
Hola mi querido amor:
Entre líneas y líneas voy tejiendo este sueño de amor que no termina
nunca de irse, y eso es porque tú y yo lo hemos querido así.
Desde hace un año habitas en mi corazón, en mi piel y en todo lo que
me rodea.
Hoy me desperté queriendo decirte muchas cosas, esas que van
naciendo minuto a minuto y día tras día.
Hoy no quiero hablar de distancias, de esas que sabemos demasiado
como son y lo que se siente con ellas…
Hoy quiero hablarte de amor, de esa clase de amor que no nace un día
cualquiera, sino que se va formando con el tiempo.
Ese amor que sentimos nosotros y que tanto bien nos hace…
Cuando escribo estas cartas para ti es como que yo me libero de mí
misma, me recorre un deseo imperioso de decirte muchas cosas que,
aunque suenen o parezcan repetitivas, son las que guardo siempre
para ti.
Siempre te encuentro cuando el sol se levanta y me asomo por mi
ventana pronunciando tu nombre.