Page 2002 - JULIO
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Eres el vino que me embriaga dulcemente y pone mi cuerpo a temblar                          17
                  de ansiedad y deseo por sentir mi alma, mi ser, mi vida fundirse contigo
                  haciendo un solo ser.

                  Te cielo, Begoña, sólo pensar en perderte hace que mi alma se llene de

                  frio y dolor, porque si tú me faltaras, el dolor que sentiría la mataría
                  sin remedio.

                  Porque ya no soy yo, ya no es por mí, ya no es conmigo ni para mí.
                  Ahora eres tú, ahora es por ti, contigo y para ti. mi alma, corazón y

                  mente son tuyos, tu ser ha derrocado mi ego y me has declarado una
                  guerra  total  de  felicidad  y  ternura.  Sólo  me  queda  decir:  me
                  rindo...............

                  Amor, eres mi sol, mi aire, mi agua, mi noche, mi día, mi estrella, mi
                  aliento, por eso te regalo el mar, el sol, mi historia, te regalo mi tiempo

                  y todo lo que soy.

                  Te cielo en la mañana, te cielo en la tarde, te cielo en la noche...

                  Te cielo a toda hora y te cielo con todo mi corazón.

                  Puede  ser  en  una  tarde  lluviosa  o  en  una  noche  cubierta  por  la

                  oscuridad, y te sigo amando, como se ciela al más preciado tesoro,
                  porque  tú  estás  en  todo  momento  en  mis  pensamientos,  en  todo
                  momento y en cualquier lugar sueño que te beso y te abrazo contra mi
                  cuerpo, y una sensación extraña inunda todo mi ser cuando vuelvo a

                  la realidad añorando la dulzura de tus caricias, el sabor a miel de tus
                  labios y la magia de tus manos al tocarme, porque todos mis sueños
                  se reducen al único deseo de por siempre permanecer besándote y
                  abrigado por el más tierno de tus abrazos, mi dulce y bello amor…

                  Tus labios


                  Suaves como el algodón y delicados como los de una diosa de marfil,
                  como un ente alado que pudiera quebrarse en cualquier momento al
                  más leve contacto.

                  Besarte es como recibir un soplo de aire fresco en una calurosa y
                  soleada mañana de verano, como despertarte justo a tiempo para ver

                  amanecer, como un cuento de hadas sin final, una utopía permanente
                  en la que no puedo ni quiero sino dejarme llevar libremente y que todo
                  suceda por su propio peso.
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