Page 24 - Cuentos para el científico que llevas dentro
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Esta visión muy romántica, o quizá hambrienta, no es fácil de comprender a la primera mordida. Otro ejemplo que nos ayuda a entenderlo es el momento en que tomamos un refresco gaseoso. Cada una de las pequeñas burbujas que llegan a la lengua da una sensación refrescante; no es lo mismo que tomar todas ellas y formar una burbuja gigante que explotara una sola vez: prácticamente no sentiríamos nada y todo lo que resta del refresco solamente nos sabría a azúcar. Esto pasa porque, cuando dividimos un material en partes, sus propiedades se modifican poco a poco, y la modificación es muy notable en el tamaño que tienen las nanopartículas.
Desde hace mucho tiempo nos hemos encontrado con cosas que no se explican de manera sencilla. Para poder encontrar que estas partículas tenían el tamaño de nanómetros fue necesario desarrollar la tecnología adecuada, como microscopios más potentes para medirlas. Antes de tener microscopios de este tipo, en el siglo XIX, Michael Faraday, que fue uno de los principales promotores de la revolución científica y muy reconocido por sus trabajos en electromagnetismo, se “dio cuenta” que el oro, tratado de una manera diferente para obtener una especie de polvo, presentaba unos destellos especiales, que no tenían nada qué ver con el oro normal, cuando se le aplicaba una corriente. Aunque en ese tiempo no se podía determinar que se trataba de nanopartículas, estaba dando uno de los primeros reportes de lo que iba a ser una revolución en la actualidad. Ahora ya podemos verlas al microscopio, describir sus propiedades y hasta podemos comernos material que es clasificado como nanopartículas; ya tenemos los equipos necesarios para poder trabajar con estos materiales.
Si retomamos el tema de los destellos, muchos materiales tienen esa capacidad de producir luz de una manera específica, o de responder a algunos estímulos, que pueden ser cambios de temperatura o a algunas reacciones químicas, como responde un sensor que detecta la glucosa en la sangre (que a final de cuentas es azúcar); por lo que las nanopartículas se utilizan para detectar sustancias. Esta tecnología ha sido aprovechada en muchas industrias, entre ellas la de los alimentos, para mejorar los
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