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Fe, prevención y acción
Por Beatriz Palacios
El 19 de septiembre de 2017, un estrepitoso temblor sacudió con fuerza la Ciudad de México; dos años atrás, mi vida fue sacudida con una fuerza similar, arrebatadora, inesperada y que aún a la distancia, sigue dejando huellas profundas. Esta fecha que muchos compatriotas no olvidan porque ha marcado sus vidas, también ha dejado en mí recuerdos del inicio de una etapa que me marcó para siempre.
Siempre he creído que Dios nos envía sus señales, pero no siempre tenemos el corazón abier- to para entenderlas. En septiembre de 2015, al concluir una junta de trabajo, una amiga, sin importar mi renuencia, me hizo la cita para realizarme una mamografía. Y acudí a la cita, más por cortesía que por mi interés en cumplir con las acciones de prevención que siempre había apoyado.
No me gusta la forma...tiene 95% de probabilidades de ser canceroso...te aconsejo ir con tu doctor para realizarte una biopsia”...
(19 de septiembre de 2015).
Mi primer enfrentamiento con una realidad que no estaba en mis planes, aunque siendo sincera, sí la esperaba, la sospechaba y me llenaba de angustia desde mucho antes, sin saber explicarlo y en- tenderlo. Tenía las señales que Dios me enviaba, pero no sabía entenderlas y actuar en consecuencia.
Revisiones, doctores, estudios, biopsia y nalmente llegó, ahí estaba, el cáncer ya era parte de mi vida.
Me encontraba en un viaje de trabajo... ¡no pude recibir en persona la noticia! Esa verdad llegó a mí en la soledad de una habitación de hotel; una sacudida que cambió mi vida y ahí, durante una lar- ga noche llena de silencio y angustia, pensé que mi mundo se hundía; pero el día siguiente continué con mis obligaciones laborales, en ese momento estaba convencida de lo que iba a hacer: no iba a de- jarme vencer, iba a darle la lucha al cáncer; prevenir con mucha Fe y dispuesta a la acción.
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