Page 7 - Revista ALQUIMIA n.03 b_Neat
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Toda una vida
quella mañana de enero, como cada mañana desde que Mientras estaba ensimismada en mis recuerdos, entró la
Ami padre ingresó en el hospital, esperaba ansiosa la lla- doctora y me dijo que teníamos que hablar. Salí al pasillo con
mada de los doctores para saber su evolución. No había teni- el corazón encogido. -“vamos a intentar con una mascarilla
do muy buenas noticias desde entonces, pero la esperanza especial a ver si puede superarlo, pero va a tener que luchar
de que todo mejoraría, no se acababa nunca. con él para que no se la quite”- me dijo.
Casi todos los días anteriores había tenido que llamar para Le juré que iba a estar día y noche con él, ayudándole. Y así
que me informaran, pues debido a la pandemia, los sanitar- lo hice. Le conté anécdotas, historias y le pedí que aguantara
ios estaban muy saturados y no daban más de sí. Sonó el por su mujer, sus hijos, sus nietos y nietas -“todos te necesi-
teléfono y al descolgarlo el doctor que estaba atendiendo tamos papá”- le decía.
a mi padre me habló y mi mundo se desmoronó. ¿Qué me Pasamos la noche peleando contra viento y marea. El enfer-
estaba contando? ¿Qué no era suficiente con el diagnostico mero entraba y nos daba ánimos: “Venga que lo estáis haci-
tan grave que tenía, sino que además se había contagiado de endo muy bien”
Covid-19? Empecé a comprender, que el viaje hacia la nada
de mi padre ya no tenía retorno. La desesperación y la an- Al amanecer entraron por enésima vez a ver cuánto satu-
gustia no me abandonaron durante las siguientes jornadas. raba, pero no subía de 50. Una y otra vez pasaron y no au-
mentaba la saturación de oxígeno en sangre. Angustiada,
Conseguí que me dejaran estar con él para poder des- pero intentando que mi padre no lo notara, salí al pasillo.
pedirme. Esos días se quedarán grabados en mi mente, para La doctora me dijo que ya no se podía hacer nada más, sólo
siempre. Con mi Epi, las mascarillas, los guantes, pasaba las sedarle para que no sufriera, que eso era una decisión que
horas junto a mi padre ofreciéndole todo el cariño que me debía tomar la familia.
permitían los obstáculos que el virus imponía.
Nadie quería que él soportara más sufrimiento, así que le
Esos días donde todos los sentimientos estaban a flor de quitaron esa mascarilla infernal con la que había estado
piel, mientras miraba a mi padre, recordaba toda la vida que luchando y padeciendo tanto tiempo. Se fue sin hacer ruido,
este hombre maravilloso había vivido. Una existencia plena sin molestar, con la tranquilidad de quien ha pasado toda una
en todos los sentidos. Había formado, junto a mi madre, una vida haciendo felices a los demás.
familia de la que cualquier persona se sentiría orgullosa.
Tenía muchos amigos y amigas y todas las personas que le A pesar de la experiencia tan traumática, siento que mi pa-
conocían, le apreciaban por ser buena gente. Como hija, solo dre seguirá cuidando de la familia allá donde esté.
me venían a la mente experiencias felices, muy pocas malas, Pilar Rodríguez Arroyo
exceptuando alguna discusión política por diferencias de
opinión.
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