Page 3 - Periodico Escolar 43 Colegio de Educación Especial Nuestra Señora del Carmen - ASPRONTE
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Colegio de Educación Especial “Nuestra Señora del Carmen” - ASPRONTE Nuestra Voz nº 43
Les animo a que lean esta sencilla historia, contada por una lectora del blog
"Cappaces" y compartida por la creadora del mismo, Carmen Saavedra, como
ejemplo de la importancia que tienen "nuestras miradas".
<<Mi madre tuvo un tumor ocular muy agresivo que no respondió a los tratamientos.
Llegó un momento en el que la única opción fue extirpar el ojo y todo lo de alrededor
para evitar que se extendiera. Fue durísimo, sobre todo porque estaba claro que era
de por vida, no hay opción a llevar una prótesis, le quitaron el ojo, los párpados y le
hicieron un injerto para cerrar el agujero. Afortunadamente, eso acabó con el cáncer.
Cuesta acostumbrarse al principio a un cambio tan drástico, los primeros meses incluso
a ella le costaba verse y que la viéramos, pero las cicatrices fueron cerrando y todos
nos hicimos a la nueva cara de mi madre y sobre todo estuvimos agradecidos de que
el cáncer hubiera desaparecido y de que todavía tenía un ojo para ver. No es tan
grave, simplemente, donde otras personas tienen un ojo ella tiene una cicatriz.
Sin embargo, esta aceptación nunca ha sido extensiva a la gente en general. Mi
madre no puede salir a la calle sin ponerse un parche porque las miradas de la gente
y los cuchicheos no la dejan en paz. Como dice siempre ella, me pongo el parche por
los demás, no por mí, porque estoy harta de miradas de reojo y de codazos. Y de
verdad, no es para tanto, es solo un ojo que no está, es más, en casa nunca usa
parche porque la hace sudar y le resulta molesto.
Mi propio marido cuando nos conocimos y vino a casa por primera vez se quedó
horrorizado, yo lo notaba tenso y callado y después me lo dijo estando a solas, que se
había impresionado mucho al ver la cicatriz y que lo pasó fatal porque no podía
mirarla a la cara cuando le hablaba, aunque ahora ya está acostumbrado. Pero esa
es nuestra sociedad, que una persona que lleva más de diez años aceptando su
nueva cara tenga que ponerse un parche para salir de casa porque los demás se
sienten incómodos con su cicatriz >>.
Así, es: esa es nuestra sociedad. Y éste testimonio una prueba más del daño que
pueden causar las miradas.
Aprendamos a mirar bien. Aprendamos a mirar bonito.
Enseñemos a que las miradas no duelan.
Blog Cappaces de Carmen Saavedra
Virginia Rodríguez Galloway
Directora
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