Page 220 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
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214 OCUPACION DE SUSA
acantona una fuerte guarnición, instalada en la ciudadela y mandada por Aga-
tón, hermano de Parmenión, nombrándose a Apolodoro de Anfípolis estratega
de las tropas que se dejan al lado del sátrapa; además, Meno, uno de los siete
somatofílaces, es nombrado hiparca para Siria, Fenicia y Cilicia y se ponen bajo
sus órdenes las tropas necesarias para asegurar las comunicaciones entre Babilonia
y la costa y los transportes entre el oriente y Europa, y viceversa, institución que
hacía doblemente necesaria la rapacidad de las tribus de beduinos que pobla
ban el desierto. El primer transporte estaba formado por unos tres mil talentos
de plata, una parte de los cuales se destinaban a Antipáter para que pudiera librar
con toda energía la guerra contra Esparta, iniciada precisamente ahora, y el
resto a reclutar la mayor cantidad posible de tropas para el gran ejército.
OCUPACIÓN DE SUSA
Durante los treinta días que duró aproximadamente la estancia en Babilonia,
se logró ganar por vía pacífica la ciudad de Susa, residencia de la corte y centro de
los tesoros del rey. Ya desde Arbela había mandado Alejandro por delante a
Filoxeno, mandando al parecer un cuerpo de tropa ligera, para que se apoderase
de la ciudad y de los tesoros reales; estando en Babilonia, fué informado de que
Susa se había entregado sin lucha, de que los tesoros estaban a salvo y de que el
sátrapa Abulites se encomendaba a la gracia de Alejandro. Este llegó a Susa
veinte días después de salir de Babilonia; tomó inmediatamente posesión de los
fabulosos tesoros acumulados desde los tiempos de los primeros reyes de Persia
en la alta ciudadela, el Menonión císico de los poetas griegos; solamente en oro
y plata se encontraron allí cincuenta mil talentos, y además unas cantidades enor
mes de púrpura, de sustancias olorosas, piedras preciosas, todo el riquísimo ajuar
de la más fastuosa de las cortes y numerosos objetos traídos de Grecia, como botín,
por las tropas de Jerjes, entre ellos las estatuas de los tiranicidas Harmodio y
Aristogitón, que Alejandro devolvió a los atenienses.
Mientras el ejército permanecía en Susa y en las orillas del Choaspes, llegó
con las nuevas tropas el estratega Amantas, que hacía un año había sido enviado
desde Gaza en busca de refuerzos. La incorporación de estas nuevas tropas a las
distintas unidades del ejército fué, al mismo tiempo, el punto de partida para
una nueva organización militar* que habría de desarrollarse en el transcurso del
año siguiente y con arreglo a los nueVos puntos de vista relacionados con la
continuación de la guerra en las satrapías altas; el primer paso consistió en des
doblar en dos lojes las ilas de la caballería macedonia, lo que equivalía, hasta
cierto punto, a duplicar tácticamente sus efectivos.
Más adelante volveremos a tratar de esta reorganización. Es ella lá que
inicia la gran transformación que, cualquiera que sea el juicio que nos merezca
la actitud adoptada por Alejandro ante ella, se desprendía consecuentemente y
* Véase nota 10, al final.