Page 108 - Los siete sabios de Grecia, en sus siete veneradas sentencias
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§4           siete SahiQs
                      repungnaba á la perpetua duración.
                         Por el contrario defendían  que
                                                   ,
                      la pobreza, las descomodidades, la
                      orfandad, las afrentas, las enferme-
                      dades, no eran males, para  el que
                      su virtud había hecho feliz con po-
                      seerlas ; porque guardando en el al-
                      ma la virtud, conseguía enteramen-
                      te el fin dichoso de la felicidad.
                         Aunque todas las orbras en    sí
                                   si el fin á que se diri-
                      sean buenas ,
                     gen no lo es, pierden enteramente
                      la estimación, desluciéndose (por
                     ilustres que sean) los trabajos, dedi-
                      cados afines, que no son   ilustres.
                      Asi le sucedió á Claudiano en el Pa-
                      negyrico, que escrivió  al Puerco
                     Espin   pues toda la discreción de la
                            ,
                      obra, dedicada á tan ridiculo obje-
                      to, mereció muchos desprecios,   y
                      ninguna  alabanza. Simonides hizo
                      otro en aplauso de la Muía Vence-
                      dora, en la carrera de los Juegos
                      OlimpicoD, con emulación al enco-
                                                  mio
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