Page 148 - Los siete sabios de Grecia, en sus siete veneradas sentencias

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sin calor,
y sin aliento.
Los Ríos, en sus placidas cor-
rientes, prometen la regular fecun-
didad de la tierra;
y si detubíeran
su continuado curso,
se secara el
mar,
y se convirtiera en mar la tier-
ra, recibiendo en sí sus detenidas
inundaciones.
Si la Tierra
, que promete en sus
fecundas entrañas,
la copia de los
frutos para el alimento del mundo,
los detubiera, impidiendo que bro-
tasen a sus tiempos
, causára una
universal carestía
, y perecieran las-
timosamente todos.
Semejantes ruynas k estas oca-
siona la detención de una promesa,
que hecha ya deuda en quien la
aguarda
, puede regular por propria
pérdida, lo que en la realidad de-
bía considerar como muy
ageno,
el que
viendo tan naturalizado en
promete el olvido de su palabra,
dexandola padecer en el ignominio-