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ARMA ECONOMICA


                       freno enérgico y una dirección sabia, pues por sí mis-
                       ma no puede enfrenarse ni regirse".
                    Desde el  campo religioso el  liberalismo fue  reiterada-
                 mente refutado, pero desde el campo político-económico
                 no tuvo un rival fuerte, organizado, sino hasta 1933, cuan-
                 do la nación alemana emergió de su crisis y desafió al con-
                 cepto liberal, representado en lo político por las logias y en
                 lo económico por las Cúpúlas Financieras Internacionales.
                    La  guerra que  Francia  e  Inglaterra  declararon  el  3 de
                 septiembre de  1939, contra Alemania, no fue precisamen-
                 te para hacerle un bien a Polonia (como luego se vio) sino
                 para hacer actuante la  declaración de guerra que el  XXV
                 congreso sionista había proclamado el mes anterior en Gi-
                 nebra, por boca del Dr. Chain Weizmann.
                    Dos concepciones opuestas de la economía se hallaban
                 fundamentalmente presentes en los móviles políticos de la
                 guerra.
                    Después de 5 años y 8 meses de lucha,  Alemania fue
                 vencida y desapareció así la opción de una Economía liga-
                 da a la propia nacionalidad.  (!)




                 HASTA DONDE LLEGA lA        Quienes empezaron a sistema-
                 LIBERTAD DEL LIBERALISMO    tizar el liberalismo económico,
                 hace doscientos años, sabían lo  que estaban preparando
                 para el futuro y a dónde querían llegar, pero también ha


                 <ll  En  la  reconstrucción de Alemania (después de la 2ª guerra) contó
                   fundamentalmente el espíritu de solidaridad que se le había incul-
                   cado al pueblo en los 13 años anteriores. Hubo multitudes que tra-
                   bajaban horas extras en la  reparación de fábricas  y viviendas, sin
                   cobrar ni  un  centavo, o ayudando a  los  demás desamparados.  El
                   ministro Ludwig Erhard -simpatizador de la escuela económica de
                   Viena- dio facilidades para el desenvolvimiento de la iniciativa pri-
                   vada. Otra vez más se comprobó que "toda vida económica es la
                   expresión de una vida psíquica". Alemania, pulverizada, se rehizo
                   por la fuerza  de voluntad  de sus  habitantes  para  reconstruir sus
                   ciudades, comunicaciones y fábricas.

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