Page 76 - SALVADOR BORREGO ARMA ECONOMICA
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ARMA ECONOMICA
derivan de decisiones de políticos, de magnates, de
especuladores y hasta de presiones extranjeras. Un país
verdaderamente libre ha de encauzar su Economía.
¿Podría decirse que el Estado no debe intervenir en el
orden público, para que éste se ajuste por sí solo? ¿Que el
tránsito no sea regulado por semáforos, sino que se armo-
nice espontáneamente? ¿Que en la venta de comestibles
no intervenga Salubridad porque el ajuste de lo sano y lo
dañino es automático?
Es, ciertamente, un tema muy controvertido que presenta
sutiles dificultades. Se ha pensado que la economía nece-
sita ser encauzada, como la corriente de un río. Pero que
encauzar la corriente no es apropiársela. Un gobierno la
puede encauzar, pero es esencial que no la supedite a sus
caprichos ni se apodere de ella. La economía marxista
esta tiza, detiene, paraliza el fluir de la iniciativa y del tra-
bajo humano.
Lo fundamental es: ¿con qué intención se intervie-
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Y se vuelve así al punto de que la labor positiva de en-
cauzar una economía sólo puede realizarla un gobierno
con raíz y centro de gravedad en su propio pueblo. Es im-
posible hacerlo si se depende del extranjero.
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