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el gran anciano ofrecía una hermosa imagen mientras avanzaba hacia Arjuna. La lucha
fue terrible. Nunca antes habían luchado como lo hicieron en aquel día. La lucha se
interrumpió en las demás partes del campo. Todos quedaron absortos contemplando
aquel duelo que parecía que nunca iba a acabar. No era posible mirar la terrible forma de
Bhishma. Rodeado por los trigartas y por los hermanos del rey, su lucha era formidable.
Duryodhana estaba detrás de él.
Poco después, los demás reemprendieron nuevamente la lucha. Drona luchó contra
Virata, el cual rompió su arco, quebró su estandarte y mató a su conductor. En respuesta,
Drona mató al conductor de Virata. Virata subió al carro de su hijo Sankha y los dos
lucharon contra Drona. Lucharon hábilmente. El gran Drona estaba furioso con ellos y
lanzó una flecha terrible contra Sankha.
La flecha atravesó la armadura del muchacho y cayó al suelo teñida de rojo con la
sangre del joven príncipe. El arco de Sankha se escurrió entre sus dedos sin vida y su
cuerpo cayó fuera del carro. Virata vio a su hijo muerto. Este era el tercer hijo que le
mataban. Estaba terriblemente enojado con Drona, pero se veía indefenso frente a su
poder. Dejó el carro y se fue del campo de batalla con la cabeza baja.
Todos estaban apenados por Virata, pero todo forma parte del destino de cada uno.
La guerra significa la muerte; la muerte de los más allegados y queridos.
Drona continuó su acción de destrucción. El duelo entre Aswatthama y Sikhandi
aún seguía. Sikhandi hirió a su oponente con tres flechas que se alojaron en su frente.
Furioso por el agudo dolor que le producían los dardos, Aswatthama mató al conductor
de Sikhandi y también a sus caballos. Tomando la espada en su mano, Sikhandi la hizo
girar sobre su cabeza y comenzó a luchar contra Aswatthama. Parecía un halcón dando
vueltas sobre su presa. Era una estampa aterradora. Aswatthama le disparó un buen
número de flechas, pero Sikhandi se deshizo de todas con su espada. Le arrojó la espada
a Aswatthama y saltó al carro de Satyaki.
Satyaki luchó con Alambusa, el cual usó sus tácticas mágicas de maya. Se le con-
sideraba invencible, pero no daba la talla de Satyaki. Desde el cielo arrojó torrentes de
flechas sobre Satyaki, pero éste invocó el astra aindra con el que destruyó la maya del
rakshasa. Las flechas que salían del astra eran tan numerosas como las gotas de una
lluvia tropical. Alambusa no pudo hacerles frente, por lo que rápidamente se alejó de
la presencia de Satyaki. Dhrishtadyumna luchó con Duryodhana, que se defendió con
mucha valentía rechazando el acoso de Dhrishtadyumna con desdén, pero Dhrishta-
dyumna le hizo perder su carro, tras lo cual Duryodhana luchó a pie. Sakuni vino en su
ayuda dándole su carro al rey, pero después de un tiempo, Duryodhana fue vencido por
Dhrishtadyumna.
Satyaki se concentró en la destrucción del ejército. Kritavarma se enfrentó a Bhima, el
cual mató sus caballos y derribó su estandarte. Kritavarma se sentía como si su cuerpo