Page 188 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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No se pueden expresar de una manera más clara las  normas  en  la moderación de los
                  gastos públicos. Esta política es particularmente necesaria para realizar los grandes fines
                  que se han impuesto a la Alemania de hoy.
                  “Un verdadero estadista -decia Federico el  Grande- debe ser económico y generoso, es
                  decir, económico para poder ser generoso”.







                  XIII
                  Las  Comunicaciones
                  Los  dos  medios  principales  de  comunicación,  el  ferrocarril  y  el  automóvil,  han
                  experimentado un impulso considerable durante los cuatro primeros años del gobierno
                  nacionalsocialista. Se trataba de poner el ferrocarril a la altura del progreso técnico  y
                  satisfacer  las exigencias del viajero en  cuanto a puntualidad,  velocidad y  comodidad.
                  Bajo la consigna de “Motorización” el automóvil ha progresado extraordinariamente, de
                  tal modo que en esta cuestión el Reich ha conquistado el primer puesto entre las grandes
                  naciones.
                  Los Ferrocarriles del Estado
                  En su discurso en el Reichstag del 30 de enero de 1937, Adolfo Hitler anunció, como ya
                  se ha dicho, la recuperación de la soberanía ilimitada del Reich sobre los ferrocarriles
                  alemanes. Todo el pueblo alemán acogió esta noticia con grandes muestras de júbilo.
                  Los ferroviarios expresaron al Führer su más cálido agradecimiento por haber satisfecho
                  su íntimo deseo de liberar los ferrocarriles alemanes de una forma jurídica, extraña a su
                  naturaleza, y que le había sido impuesta contra su voluntad. Este sentimiento de gratitud
                  se  expresó  en  la  manifestación  de  fidelidad  y  de  homenaje  tributada  al  Führer  por
                  20.000 ferroviarios que, en nombre de 670.000 compañeros, se reunieron el 4 de febrero
                  de  1937  ante  la  Cancillería,  en  la  Wilhemsplatz  de  Berlín.  El  entusiasmo  de  esta
                  imponente  manifestación  no  conoció  límites;  continuamente  se  sucedían  los  vivas  al
                  Führer;  éste  habló  a  sus  ferroviarios  desde  el  balcón,  agradeciendoles  su  fiel
                  colaboración  y  encareciéndoles  que  permanecieran,  también  en  el  futuro,  por  su
                  abnegación y su sentimiento del deber, como modelo del pueblo obrero alemán.
                  La reincorporación de la mayor empresa económica del mundo a la soberanía del Reich
                  tiene  una  importancia  no  sólo  nacional  sino  también  internacional;  internacional  por
                  cuanto que quedan eliminadas las disposiciones del Dictado de Versalles,  ya que por
                  éste estaba hipotecada la propiedad entera del Reich y de los Estados federales y con
                  ello  los  ferrocarriles  como  garantía  por  concepto  de  reparaciones  a  los  antiguos
                  adversarios; nacional, porque de ahora en adelante queda abolido el estatuto impuesto
                  por  la  Entente  a  los  ferrocarriles  alemanes  habiéndoseles  dotado  de  una  nueva
                  administración  bajo  la  dirección  del  Estado.  De  una  conferencia  del  Secretario  de
                  Estado del ministerio de Comunicaciones y subdirector general de los ferrocarriles del
                  Estado, Wilhelm Kleinmannn, sobre el tema “Los ferrocarriles del  Estado en el Tercer
                  Reich”, puso de manifiesto algunas consideraciones sobre las transformaciones jurídicas
                  de  aquellos  y  su  posición  respecto  al  Estado  desde  sus  comienzos  hasta  su
                  reincorporación  al  Reich.  Los  últimos  tiempos  de  los  ferrocarriles  del  Estado  se
                  caracterizan por las vicisitudes por las que han pasado como consecuencia del Dictado
                  de Versalles y por la supresión del particularismo en el régimen ferroviario.



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