Page 72 - Bochaca Oriol, Joaquín - Democracia show
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polémico y falso, pues siempre se es el agresor de alguien) fuera un competidor comercial, técnico
y militar, es decir, político, de Inglaterra es -para los cultivadores de la ideología de turno- una mera
coincidencia. Antes, a finales del siglo pasado, Inglaterra había luchado por la Cristiandad, es
decir, por los griegos contra los turcos, los despojos de cuyo imperio codiciaban los clarividentes
políticos londinenses. El siglo anterior, luchó contra Francia, y antes contra España, pero era... por
la libertad de los mares. Incluso la llamada Guerra de los Arenques, limitando los derechos
piscícolas holandeses en el Mar del Norte, fue una guerra por la libertad naval. Y falso sería
pretender que Inglaterra detenta una especie de hegemonía en el mundo de las excusas
ideológicas. Es más, estamos convencidos de que muchos ingleses, dirigentes incluidos, llegaron a
creer alguna vez que luchaban por la Cristiandad, por la Libertad y en defensa de los débiles.
Como estamos convencidos igualmente de que hubo -Y hay- muchos españoles convencidos de
que sus antepasados fueron a América a evangelizar a los indios, y no por los mismos motivos por
los cuales hogaño muchos españoles van a Alemania, es decir, a ganarse la vida. El episodio de
Francisco Pizarro prometiendo la vida salva al Inca Atahualpa si a cambio le llenaba todo el
aposento de oro hasta donde alcanzara su brazo extendido y haciendo luego ejecutar al jefe indio
que había cumplido la exigencia del ex-porquerizo extremeño es de una vileza difícilmente
igualable en toda la Historia Universal. Mientras el gesto de Hernán Cortés haciendo -quemar sus
naves para impedir la huída de sus hombres es, en cambio, de una belleza incomparable.
Torpezas y heroicidades se turnan en la gesta española en América, como heroicidades y torpezas
se alternan en la gesta británica en todos los mares del planeta.
Como se alternan en las Cruzadas, a la vez expresión del instinto imperial europeo, empresa
comercial (Venecia, Génova), bancaria y rateril (Templarios, Malta) y heroica (Ricardo Corazón de
León). Cuando los estadistas europeos preconizan una Cruzada tras otra, ¿son, acaso, unos
hipócritas No. Ni son unos hipócritas ni unos niños. No son unos ángeles ni unos demonios. Son
hombres que persiguen, cada uno, su destino, mientras el Subconsciente Colectivo les empuja, por
el bien de su Raza, de su Nación, a conquistar tierras en Oriente, para consolidar la existencia de
Occidente, su Patria. ¿Cínico Richelieu, un Cardenal de la Iglesia, cuando se alía con los
mahometanos turcos contra las católicas Austria y España No más que el rey-monje, Carlos V,
cuando permite el saqueo de Roma o que Pedro II de Aragón, llamado el Católico, que muere
luchando contra los cruzados de Simon de Montfort y en pro de los herejes cátaros.
Los hombres siempre han luchado en nombre de unas ideas, pero han luchado por su patria. Y, a
menudo, sin darse cuenta. Sólo los genios, cuya existencia transcurre por encima del tiempo, se
aperciben de ello. Como Napoleón cuando afirmaba que sólo reconocía la existencia de dos
naciones, en última instancia Oriente y Occidente.
Y sin embargo... Sin embargo esto sólo ocurría en los buenos, viejos tiempos. Hoy la Idea ha sido
suplantada por las ideas, de la misma manera que la Libertad ha tomado el relevo de las
libertades. Las ideas, cuyo conjunto forman las ideologías. Las modernas ideologías, que son, en
realidad, antiquísimas. Pues el Marxismo no fue inventado, si no reinventado por Marx. Muchos
siglos antes lo había inventado un correligionario suyo el Faraón usurpador José, imponiéndolo en
Egipto. El Marxismo es la consecuencia lógica e ineluctable de las modernas ideologías que parten
del Liberalismo y del trilema Libertad - Igualdad - Fraternidad. Se puede razonar pero ello escapa
del ámbito del presente libro, que se ocupa sólo de las tragicomedias, errores y payasadas
humanas, en su vertiente histórica. Y para comprobarlo basta con observar los hechos. No hay
país socialista -como dicen en la URSS y satélites- no hay país marxista que no haya pasado por la
fase previa del Liberalismo.
Los marxistas, hogaño en el poder en varios países de la Europa residual, llamada libre por
contraste con el gulag concentracionario soviético, parten, en su estrategia, de algo esencial en la
vida de los hombres. Parten del dinero. Para ellos, como diríamos parodiando a Marcel Aymé, el
dinero es el dinero de los demás. Y ello se explica fácilmente pues el Marxismo, pese a su
empaque científico no tiene nada de complicado. El Marxismo es estatismo con mucha literatura
igualitario alrededor. No obstante, no se trata, para el Marxismo, de implantar la Igualdad. Se trata