Page 420 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
P. 420
Cahsmas de locución 4Q9
dable. Ahora bien, esta emoción no nace realmente de lo que le oyen
decir, sino tan sólo de la imagen fantástica, grabada profundamente
en sus almas, la cual les impide fijarse en las palabras que el sujeto
aquel profiere y compararlas con las que antes les han contado del
sujeto dotado de la facultad de hacer reír, pues las oyen como si oye-
ran sonidos musicales, que son meros sonidos sin palabras, y les pro-
ducen el mismo efecto. Este fenómeno es el que los filósofos conocen
bien y denominan "el amor apasionado de las almas".
Pero alguien dirá tal vez [86] "De modo que, a tu juicio, el mago y
el que posea esa virtud anímica capaz de realizar tales prodigios, si
osan pretender que son profetas y quieren probar la veracidad de su
misión profética con un prodigio realizado mediante tal virtud, lo con-
seguirán. Ahora bien, la razón teológica demuestra que tales prodigios
no acaecerán jamás en comprobación de la verdad de su pretendida
profecía; mas, si la causa de tales prodigios fuese esa facultad o vir-
tud anímica, de seguro que coincidirían con la pretensión profética del
que los realiza, ya que está dotado de tal virtud."
A esto responderemos que las tales virtudes o facultades no son
todas de un mismo grado, sino que ocupan grados distintos de exce-
lencia, cuya distinción es evidente, a juicio de los entendidos en la ma-
teria. Y siendo esto así, resultará que las facultades que gratuitamente
otorga Dios a los profetas no las concede a los que no lo son.
El adversario replicará quizá: "Pues entonces, que ese sujeto, que
falsamente pretende ser profeta, realice tan sólo prodigios que estén
bajo la esfera de su virtud preternatural, y siempre resultará que con
ellos comprobará la verdad de su profecía."
A esto responderemos que, desde el momento en que consta por
razones teológicas ser eso imposible, no cabe que en tal caso ocurra
más que una de dos cosas: 1. a , si aquella virtud la posee dicho sujeto
por modo innato, Dios pondrá un obstáculo accidental e inadvertido
para el sujeto, que impedirá a dicha virtud la realización del prodi-
gio; 2.', si no lees connatural, sino adquirida (como algunos estiman),
entonces Dios la destruirá o hará desaparecer del objeto, mediante
la creación en él de una virtud contraria, como lo hizo con Abraham,