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RASSINIER : La mentira de Ulises
Ninguna nota discordante, este no durará mucho: los de la S.S. quieren aprovochar el
domingo y se apresuran. Estamos contentos: un día de descanso, sin hacer nada, sólo tomar la
sopa e ir a tumbarse al sol.
Un momento: el total obtenido por el Rapportführer no concuerda con la cifra
suministrada por la Arbeitsstatistik, en la plaza hay 27 hombres menos que sobre el papel.
Problema, ¿qué ha sido de ellos ?
El Kapo de la Arbeitsstatistik es llamado urgentemente. Se le pide que vuelva a hacer
sus sumas sobre el campo. Vuelve una hora después: ha obtenido la misma cifra.
Entonces, quizá se han equivocado los de la S.S.: se vuelve a contar otra vez y el
Rapportführer obtiene de nuevo la misma cifra.
Se registran los bloques, se registra el túnel: no se encuentra a nadie.
Llega el mediodía. Los diez mil presos continúan en la plaza en espera de que la
Arbeitsstatistik y la S.S.-Führung se pongan de acuerdo. Empieza el cansancio, unos se
desmayan, a los que les llega el turno de morir caen para no levantarse más, los disentéricos
se van por los calzones, los Lagerschutz notan el relajamiento y empiezan a golpear. Los de la
S.S., cuyo domingo está comprometido, están furiosos: ellos se deciden por ir a comer, pero
nosotros permanecemos allí. A las 14 horas, vuelven.
Súbitamente, llega corriendo el Kapo de la Arbeitsstatistik: ha obtenido una nueva
cifra. Un murmullo de esperanza sale de la masa. El Rapportführer se inclina sobre la nueva
cifra y entra en una violenta cólera: faltan todavía ocho hombres. El Kapo de la
Arbeitsstatistik parte de nuevo. Vuelve a las 16 horas: ya no faltan más que cinco hombres. A
las veinte horas, ya no falta más que uno y nosotros seguimos allí, pálidos, extenuados,
cansados por la permanencia de pie durante once horas, con el estómago vacío: los de la S.S.
deciden enviarnos a comer. Partimos: detrás de nosotros, recoge el Totenkommando una
treintena de muertos.
A las 21 horas, se vuelve a empezar para encontrar al que falta: a las 23,45, tras
diversas operaciones, es encontrado este que faltaba, la S.S.-Führung y la Arbeitsstatistik ya
están de acuerdo.
[99] Regresamos al bloque y podemos irnos a acostar, dejando todavía tras nosotros una
decena de muertos.
Ahora la explicación del prolongamiento de las formaciones: los individuos empleados
en la Arbeitsstatistik, analfabetos o poco menos, sólo se han convertido en contables por
recomendación y son incapaces de hacer inmediatamente una relación exacta de los efectivos.
El campo de concentración es un mundo en el que el lugar de cada uno está determinado por
su maña, y no por su capacidad: los contables son empleados como albañiles, los carpinteros
son contables, los carreteros médicos y los médicos ajustadores, electricistas o terraplenadores.
* * *
Diariamente, un vagón de diez toneladas, lleno de paquetes procedentes de todas las
naciones de Europa occidental, excepto de España y Portugal, llegaba a la estación de Dora:
salvo en algunas raras ocasiones, los paquetes estaban intactos. Sin embargo, en el momento
de la entrega al interesado estaban totalmente saqueados, o al menos en sus tres cuartas partes.
En numerosos casos, no se recibía más que la etiqueta acompañada de la lista del contenido, o
de un jabón de afeitar, una pastilla de jabón, un peine, etc. Un comando de checos y de rusos
estaba destinado a la descarga del vagón. Desde allí se conducían los paquetes a la
«Poststelle», ( ) donde los escribientes y los Stubendienst de cada bloque iban a recogerlos.
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Después el jefe de bloque los remitía a los interesados. Es en este corto recorrido en el que
eran saqueados.
El mecanismo del pillaje era sencillo. Primeramente, eran sobre todo los paquetes
franceses, famosos por la riqueza de su contenido, las víctimas de esto. En el mismo lugar de
la descarga era abierto el vagón por el Kapo del comando, bajo la mirada de un S.S. encargado
del control de las operaciones. El paquete pasaba por tres manos: un checo lo lanzaba desde el
vagón a un ruso que lo tenía que coger al vuelo en tierra y volverlo a lanzar a otro ruso o a
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Oficina de correos.
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