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358 OBRAS DE SELGAS.
ya existencia depende de la vida de esos objetos
dé lujo como el héroe de Balzac en la Piel de?
,
Zapa,
Esto último es más admisible. Si, por una fero-
cidad inaudita de la naturaleza, todas las piedras
preciosas que iluminan con sus resplandores los
cielos del gran mundo se obscurecieran de repen-
te, ¡cuántas bellezas deslumbradoras bajarían
con ellas al sepulcro de la obscuridad Porque, en
!
verdad ¿para qué viven esas bellas criaturas,
,
sino viven para la seda y para los brillantes?
Mas, sea como quiera, de uno ú otro modo, viene
á ser lo mismo ; porque ello es que la vida de
quegozamos, y que, al parecer, sóloá nosotros
nos pertenece , puede , por medio de una com-
binación misteriosa y fantástica , encontrarse fa-
talmente ligada con la suerte de un ópalo más
ó menos luminoso , engastado en el esplendor
de una joya. ¡ Oh ! ¡ qué duda tiene
Tenemos un hombre que se va á un extremo
cualquiera de la tierra , antes al fin del mundo,
ahora, como quien dice, detrás déla puerta , por-
que el vapor ha acortado todas las distancias.
Se va , pues , y en el momento de la despedida
cuelga al cuello de la mujer que lo ve partir con
las lágrimas en los ojos , un collar de ópalos,
diciéndole en sustancia: «En esos ópalos está
mi vida ; cuando los veas obscurecerse , es que
yo muero. »