Page 108 - HASTA MAYO
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DIOS NOS TENDIÓ UN PUENTE




                  Y tú me preguntas "¿Dónde estuviste todo este tiempo en que te busqué?"...
                  Soñándote, amor mío... te soñé todo este tiempo porque no sabía que eras
                  real, porque ignoraba tu existencia y en mis sueños te buscaba sin cesar
                  ¿Cómo iba ni tan siquiera a imaginarte? ¿Cómo iba a pensar, ni por un
                  solo instante, que un ser tan maravilloso como tú hubiera sido creado? Y,
                  de haber sido creado ¿Por qué iba yo a merecer tenerte?

                  Y no te buscaba en la vida, en la gris monotonía de mi existir, en el lento
                  transcurrir de mis días, en los que arrastraba la vida como si fuera una
                  cadena de presidiario, porque así vivía yo, encadenado a una vida que no
                  quería, que no me hacía feliz, y de la que creía nunca podría huir,
                  condenado a perpetuidad a una vida fatua...

                  Y te buscaba en mis sueños, porque mis sueños eran míos, en mis sueños
                  era libre para ser feliz, para encontrarte y hacerte mía y entregarme a ti...
                  Y tú me preguntas dónde estuve todo este tiempo... No, mi vida, dónde
                  estabas tú, por qué te escondías de mí, dejándote entrever sólo en mis
                  sueños, haciéndome despertar en la humedad tras haberte soñado, tras
                  haberte abrazado, tras haberte amado... y al despertar, sólo eras eso, un
                  sueño inalcanzable, alguien que sólo en mi imaginación existía...


                  Pero Dios tenía otros planes para nosotros... y por eso te hizo cruzar un
                  puente, ese puente tortuoso, ese puente sobre aguas turbulentas en el que
                  te encontré, ese puente que tendió para que tú y yo nos encontráramos en
                  él para que lo cruzáramos juntos, unidas nuestras manos para siempre...

                  Porque en ese puente te encontré, y te reconocí como la protagonista de
                  mis sueños: eras tú, y sólo tú, esa mujer que no conocía, esa mujer sin
                  rostro que en mis sueños aparecía y que me hacía despertar con el sabor
                  de tu saliva en mi boca, con tus uñas clavadas como garfios en mi espalda,
                  con tu sexo húmedo abrazando mi hombría...

                  Sí, eras tú, hasta ese puente tuviste que llegar para que yo te encontrara,
                  para que yo te ayudara a cruzarlo y te rescatara de esas aguas turbulentas,
                  para que tú me arrancaras la cadena de mi condena, para que nos
                  salváramos el uno al otro para siempre, para ser tu esposo para toda la

                  vida, para que seas mi esposa para toda la eternidad...






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