Page 646 - HASTA MAYO
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EL INFINITO ES NUESTRO...
En el infinito de nuestro amanecer, tu sonrisa aflora como una luz que quedó
prendada de mi cielo, robando el fulgor de la luna que fue testigo mudo de
nuestro amor y nuestra entrega.
El resplandor de tu mirada, la suavidad de tu caricia, quedaron incrustadas
en mi ser, cual estampa de recuerdo de la sinfonía que sonó clara y potente
en nuestras almas.
Tu dulzura se derramó por mi cuerpo que se estremeció al recibir la piel
vestida de amor y de pasión, y lo cubrió de una seda fina, blanca, rica en
sensaciones inigualables... aquellas que sólo los enamorados son capaces
de sentir.
Tu mano recorriendo mi rostro, tu boca besando mis ojos cerrados, tu voz
susurrando en mi oído esos "te amo" suspirados... ¡todo tú, mi cielo!...
haciéndome vibrar en cada cita bajo las estrellas envidiosas.
¡El infinito es nuestro!... lo tocamos y acariciamos con cada palabra de miel
que emanan de nuestros labios, con cada dedo que palpa el bello desliz de
una mano que busca sólo pasión y más amor... ¡sí!... el infinito está
dimensionado por este inmenso amor, por este inigualable amor... por
nuestras almas que ríen al unísono para entrelazarse en un corro de rondas
enamoradas.
¡¡Te amo mi amor!! La brisa se lleva mi eco hasta tu lecho, te acurruca con
mi silencio que clama tu presencia, te acompaña en la noche negra y
eterna... pero que se hace madrugada para descubrirte día a día... y besarte
con mi locura de amor... esa que jamás desaparecerá de tu ser, esa que
siempre te ha de seguir donde quiera que estés... esa que amas y que
alimenta nuestro vivir... y no nos deja perecer.
Tuyo siempre mi vida... siempre...
Seremos
La vida dejó de ser un sueño cuando coincidimos, tú mirada fue un acierto,
por siempre tú, elijo vivir sobre tu nombre, hago de tu nombre mi universo
de tres sílabas, cuando escribo tu nombre siento el roce de tu tacto que has
inventado para mí, para cuando llegue a extrañarte tanto... en noches como
esta que tengo la inevitable tentación de escribirte cartas, ...y llegar a donde
estés para que tampoco me extrañes, para que no me transformes en espina
clavada en tu costado.
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