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353 puedes hacerlo, si puedes señalar con el dedo el grupo concreto de principios
354 con el que Henry Ford se hizo rico, entonces puedes igualar sus logros en casi
355 cualquier profesión de tu interés.
356 ERES “EL DUEÑO DE TU DESTINO, EL CAPITÁN DE TU ALMA”,
357 Cuando Henley escribió las líneas proféticas, “Soy el Dueño de mi Destino,
358 Soy el Capitán de mi Alma,” debería habernos informado de que nosotros
359 somos los Dueños de nuestro Destino y los Capitanes de nuestra Alma porque
360 tenemos el poder de controlar nuestros pensamientos.
361 Él nos debería haber dicho que el espacio en el que flota esta pequeña tierra,
362 en el que nos movemos y tenemos nuestro organismo, es una forma de energía
363 que vibra a una velocidad inconcebiblemente alta; que está compuesto por un
364 tipo de poder universal que se ADAPTA a la naturaleza de los pensamientos
365 que fluyen en nuestra mente y nos INFLUYE de manera natural para convertir
366 nuestros pensamientos en su equivalente físico.
367 Si el poeta nos hubiera contado esta gran verdad, sabríamos POR QUÉ somos
368 los Dueños de nuestro Destino y los Capitanes de nuestra Alma. Nos debería
369 haber dicho, con gran énfasis, que este poder no intenta discriminar entre
370 pensamientos destructivos y pensamientos constructivos y que nos instará a
371 transformar en realidad física los pensamientos relacionados con la pobreza
372 con la misma velocidad con que nos influirá para actuar sobre los
373 pensamientos relacionados con la riqueza.
374 Nos debería haber dicho también, que nuestros cerebros se magnetizan con los
375 pensamientos que dominan nuestra mente y que, por medios con los que no
376 estamos familiarizados, estos “imanes” atraen hacia nosotros las fuerzas, las
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