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ECLESIASTÉS 1:18–2:15                                      1090
       las locuras y los desvaríos; supe   los que fueron antes de mí en
       que aun esto era aflicción de     Jerusalén.
       espíritu.                         8 Reuní también para mí plata y
         18 Porque en la mucha sabi-    oro, y tesoro preciado de reyes y
       duría hay mucha angustia; y      de provincias; me hice de cantores
       quien añade conocimiento, añade   y cantoras, y de los deleites de los
       dolor.                           hijos de los hombres y de toda clase
                                        de instrumentos musicales.
                                         9 Y fui engrandecido y prosperé
                CAPÍTULO 2              más que todos los que fueron
                                        antes de mí en Jerusalén; además
       Todas las riquezas y la abundancia   de esto, permaneció conmigo mi
       del rey son vanidad y aflicción de   sabiduría.
       espíritu — La sabiduría sobrepuja   10 No negué a mis ojos ninguna
       a la necedad — Dios da al hombre   cosa que desearan, ni aparté mi
       sabiduría, conocimiento y gozo.  corazón de placer alguno, porque
                                        mi corazón se gozaba de todo mi
       DIJE yo en mi corazón: Ve ahora,   a  trabajo; y ésta fue la recompensa
       te probaré con la alegría, y goza-  de toda mi labor.
       rás de lo bueno. Mas he aquí esto   11 Miré yo luego todas las obras
       también era vanidad.             que habían hecho mis manos y
         2 De la risa dije: Es locura; y de   el trabajo que me tomé para ha-
       la alegría: ¿De qué sirve esto?  cerlas; y he aquí, todo era vani-
         3 Propuse en mi corazón agasa-  dad y aflicción de espíritu, y sin
       jar mi cuerpo con vino y, mientras   provecho debajo del sol.
       mi corazón me guiaba con sabi-    12 Después volví yo a mirar
       duría, retener al mismo tiempo   para ver la sabiduría, y los des-
       la necedad, hasta ver cuál es el   varíos y la necedad; porque, ¿qué
       bien que los hijos de los hombres   podrá hacer el hombre que venga
       hacen debajo del cielo en los con-  después del rey, sino lo que ya se
       tados días de su vida.           ha hecho?
         4 Engrandecí mis obras, me edi-  13 Y he visto que la sabiduría
       fiqué casas, planté viñas,        sobrepuja a la necedad, así como
         5 me hice huertos y jardines y   la luz a las tinieblas.
       planté en ellos toda clase de árbo-  14 El sabio tiene sus ojos en su
       les frutales.                    cabeza, mas el necio anda en ti-
         6 Me hice estanques de agua    nieblas; pero también entendí yo
       para regar el bosque donde cre-  que  lo mismo acaecerá tanto al
                                            a
       cían los árboles.                uno como al otro.
         7 Adquirí siervos y siervas, y   15 Entonces dije yo en mi co-
       tuve siervos nacidos en casa;    razón: Lo que sucederá al necio
       también tuve gran posesión de    me sucederá también a mí. ¿De
       vacas y de ovejas, más que todos   qué, pues, me ha servido ser más

       2 10 a Ecle. 5:18.       14 a GEE Muerte física.
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