Page 4 - III Isaías
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Profetismo en Israel
Mensaje de III Isaías
“No te acordaste de mí, ni prestaste
El pueblo de la alianza estaba en estado atención a ello. ¿Quizá porque siempre
de tensión, preocu- me callé
pado, viviendo acabaste
prácticamente una perdiéndome el
ruptura, el Dios fiel y respeto?” (Is 57,
verdadero parecía 11), el Señor me
ausente, estaba motivó a alzar
sumido en un siempre mi voz
silencio sepulcral, contra el pecado:
será que ¿no “Clama sin
hablaría más? ¿Por tregua, bien
qué el retraso de su fuerte; levanta tu
manifestación? voz como
Razón tenia de trompeta y
guardar silencio, el denuncia a mi
pecado lo había pueblo su
distanciado, estaba rebeldía, a la
indignado por la casa de Jacob
actitud de los jefes sus pecados” (Is
y sus videntes por 58, 1), pero Dios
eso les dijo: “sus manifiesta
vigías están ciegos, nuevamente su
no hay ninguno que se entere; todos ellos, amor y fidelidad a
perros mudos, no saben ni ladrar; y los vi- quien ha elegido para ser su heredad,
dentes se acuestan habituados a perdona a quien vuelve a él, la
dormir” (Is 56, 10), la división era terrible: novedad se verá manifestada en
“Cada uno tira por su lado, cada cual de- Jerusalén, en su templo, en sus
dicado a su medro” (Is 56, 11c). sacerdotes, la esperanza volvió con su
Era urgente que el pueblo volviera a la so- mensaje escatológico por eso también
lidaridad, ¿Qué pasaba?: “Un les anunció: “Como uno a quien su
hombre justo perece, pero eso a nadie le madre consuela, así yo os consolaré (y
importa; hombres de bien desaparecen y en Jerusalén seréis consolados)” (Is 66,
nadie parece percatar- 13), “Yo vengo a reunir a todas las
se” (Is 57, 1a); que decir de la ido- naciones y lenguas; vendrán y verán mi
latría: “Sobre monte elevado y excelso gloria. Porque así como los cielos
fuiste a instalar tu lecho, y allá solías subir a nuevos y la tierra nueva que voy a
inmolar sacrificios. hacer perdurarán en mi presencia -
oráculo de Yahvé-, así perdurara vues-
tra raza y apellido” (Is 66, 18. 22), ¡Asi es
Te acercaste con aceite a Mélec,
multiplicaste tus armas” (Is 57, 7. 9a), esa el Dios de nuestros antepasados y el de
actitud indignó al buen Dios: hoy!