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EVALUACIÓN AUTÉNTICA DE LOS APRENDIZAJES:
UNA PROPUESTA PARA EL CAMBIO
Mabel Condemarín/ Alejandra Medina
Evaluación de los aprendizajes
Un medio para mejorar las competencias lingüísticas y comunicativas
MINEDUC. P-900. 2000
Si se parte de la base que el principal objetivo de la evaluación es mejorar la calidad de los aprendizajes
de los alumnos, las prácticas tradicionales dificultan dicho objetivo, en cuanto se basan en un paradigma
sobre el aprendizaje que se encuentra superado. Más que dar información sobre los avances de los
alumnos y sus necesidades de apoyo pedagógico, las prácticas tradicionales de evaluación tienden a
comparar los resultados de los estudiantes, distribuyéndolos en una escala de buenos, regulares y malos.
Para ello, se evalúa a todos los alumnos al mismo tiempo y con el mismo instrumento, incurriendo en un
falso concepto de equidad.
Muy por el contrario, la equidad educativa consiste en diferenciar a los alumnos para responder a sus
necesidades educativas, puesto que ellos poseen diferentes capitales culturales y estilos cognitivos; es
decir, tienen diferentes grados de familiarización con el lenguaje escrito, poseen distintas nociones acerca
de la cultura universal, diferentes aptitudes para el aprendizaje –tales como motivación, memoria,
perseverancia, sistematicidad, autoestima- y otras características que surgen de sus condiciones
personales y de su contacto con las prácticas culturales de sus familias y de su entorno social y cultural
(Bourdieu, 1966).
En general, los procedimientos tradicionales de evaluación se caracterizan porque el profesor, después
de haber enseñado una parte del programa, interroga a los alumnos oralmente o administra a toda la
clase una prueba de lápiz y papel. En función de los resultados de las interrogaciones orales o de las
pruebas, los alumnos reciben notas, consignadas en el libro de clases o en una libreta, las que,
eventualmente, son comunicadas a sus padres. Al final del trimestre, semestre o del año, se hace una
síntesis de las notas bajo la forma de un promedio, el cual contribuye a las decisiones finales relacionadas
con promoción, repitencia o recomendación de cambio de establecimiento (Perrenoud, 1998).
Frente a las evidencias de la necesidad de cambiar el enfoque tradicional de evaluación, este libro se
apropia de la perspectiva dada por el movimiento de evaluación auténtica, integrando en su propuesta
los aportes de otras tendencias actuales, alternativas al modelo de evaluación tradicional.
La fuerza de la perspectiva de evaluación auténtica reside en su concepción de la evaluación como parte
integral y natural del aprendizaje, y en las oportunidades que ofrece para utilizar las reales actividades
cotidianas que ocurren en la sala de clases como fuente de recolección de información y base para la toma
de decisiones.
El término evaluación planteado en este libro, integra los conceptos de assessment utilizado en la
literatura anglosajona referido a recolectar y sintetizar la información sobre el aprendizaje de los alumnos,
y el de evaluación, entendida como la formulación de juicios sobre dichos aprendizajes.
Con el fin de definir el significado de la propuesta de evaluación auténtica planteada aquí, a continuación
se describen los principios que la sustentan y sus bases teóricas. También se explicitan las actuales
tendencias alternativas que han sido integradas a esta propuesta y se presenta la utilización de los
portafolios como procedimiento para recoger y analizar evidencias de los desempeños de los alumnos.
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