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flores y el trino de las aves. También se
enfrentan cara a cara con los desnudos
aborígenes, tratan de hablar con ellos pero
como era natural no pueden entenderse,
las precauciones lingüísticas fueron en
vano, el español traía en su embarcación
expertos en latín, árabe, griego y arameo
pero de nada sirvió, por lo tanto el
lenguaje gestual fue el que les ayudo a
comunicarse.
Las actuales Antillas mayores, las
correspondientes a la Española, Puerto
Rico, Cuba y Jamaica, en la que se
producen los primeros asentamientos
europeos, estaban poblados por pueblos
anclados en la Edad de piedra que no
habían alcanzado un grado avanzado de
segregación social.
Allí se encontraban los grupos indígenas
de los taínos, que se dicen que habían
llegado a cuba entre los 25 y los 50 antes
que Cristóbal Colón, también contaban
con otros habitantes indígenas llamados
los siboneyes, estos dos grupos convivían
armoniosamente, ambos grupos hablaban
una misma lengua procedentes del trono
arahuaco.
No se tiene una cifra exacta de la
población indígena existente en aquel
lugar, pero se dice que es innegable la
mortandad masiva de este grupo, y para
entender esto se presentan las siguientes
razones: suicidio colectivo debido a al
hundimiento de su cultura, se produjeron
enfermedades como el sarampión, la
malaria y varicela, por otra parte los
trabajos excesivos a lo que fueron
sometidos.
Cuba se convierte en un centro de
atracción, poco a poco a la isla llegan
pobladores de la española y la población
blanca, andaluza principalmente,
aumenta.
En el poco tiempo de contacto entre el
español y las lenguas indígenas se
presentó una influencia del indigenismo,
donde vocablos propios del léxico de los
indígenas predominaron sobre los
castellanos, es el caso de canoa, “barca en
que se navega” y para los españoles se
nombraba almadía.
Los españoles que cruzaban el atlántico
para aposentarse en los nuevos territorios
de américa venían de todos los puntos
autorizados de la península, por lo que es
evidente que la lengua de estos, fueron
decisivos a la hora de establecer las
primeras normas lingüísticas en este
continente.
El español Americano se bifurcó entonces
en dos variedades: de una parte, la
original andaluzada, producto de una
decisiva etapa de nivelación, en la que se
pierde pronto los rasgos lingüísticos
discrepantes de otros dialectos
peninsulares y otra, una variedad surgida