Page 76 - Águila Blanca_Neat
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Señales Antes Del Fin


            158.  Y  cuando  ella  supo  que  el  Mesías  iba  a  ser  esa
           Palabra  hecha  manifiesta,  y  podía  decirle  lo  que  estaba
           mal con ella, ella supo que ese era el Mesías − no cómo Él
           estaba vestido, ni cuánta educación Él tenía; sino por la señal
           que Él le mostró − Él era el Mesías. Cuando ella vio a Jesús,
           ella vio al Mesías.  Dios en un hombre como prometió para
           esa edad ungida.  [MIRE A JESÚS, página 35, 32, párrafo 173, 162,
           174.  Predicado  el  29  de  diciembre  de  1963,  en  el  Tabernáculo
           Branham, en Jeffersonville, Indiana, E. U. A.]

            159.  Ella se detuvo y lo miró a Él. Ella sabía más acerca de
           Dios que la mitad de los predicadores de Jeffersonville, eso
           es  correcto,  siendo  una  prostituta.  Ella  dijo:  ―Señor,  me
           parece que tú eres profeta‖.

            160.  Ahora escuchen aquí: ―Nosotros, los Samaritanos‖, no
           los Judíos ahora. Los Samaritanos: ―Sabemos que cuando el
           Mesías  venga,  Él  nos  declarará  estas  cosas”.  ¿Ven  qué
           clase de señal estaban buscando ellos? La señal del Mesías.
           ―Cuando  el  Mesías    venga,  Él  nos  declarará  estas  cosas,
           ¿pero  quién  eres  Tú?‖  Él  dijo:  ―Yo  soy,  el  que  habla
           contigo‖.  Y  ella  dejó  su  cántaro,  y  entró  corriendo  a  la
           ciudad, y dijo: “Venid, ved a un hombre que me ha dicho
           cuanto he hecho. ¿No será este el Mesías?‖  Si esa era la
           señal del Mesías entonces, tiene que ser la señal del Mesías
           hoy. Él tiene que venir con señales, maravillas, así como
           Él lo hizo en primer lugar, si Él es el mismo ayer, hoy, y por
           los siglos. Hemos llegado a ese día. Estamos aquí ahora.
           Por la Biblia, por el testimonio, por el Espíritu, por ciencia,
           todo prueba que está aquí. Oh, yo…Oh, yo quisiera tener la
           fuerza  para  hacer  que  eso  penetre  en  la  gente,  para  que  lo
           vean.  [HOMBRE LLAMADO POR DIOS, páginas 24, 25; párrafos
           162, 163, 164, 165, 166, 170. Predicado un día domingo por la noche,
           5 de octubre de 1958, en el Tabernáculo Branham, en Jeffersonville,
           Indiana, E.U.A.]


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