Page 184 - Lascivia Noviembre 2017
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Ella como impactada por un rayo volteo a ver arrancándose los anteojos
oscuros y sus ojos hermosos se clavaron en los míos - ¿Papi? – respondió
en un suspiro y luego bajo sus ojos y volvió a decir ¿Papito?, y yo seguí su
mirada, la cual estaba clavada en mi miembro que había logrado escapar de
mi bata abierta y apuntaba en línea directa a sus hermosos pechos descu-
biertos, y que se parecían reharto a los de su madre en su juventud.
La escena parecía que estaba congelada, como una pintura irónica de la
vida. Mi hija desnuda de la cintura para arriba y yo con la bata abierta y la
verga parada, viéndonos como humanos. No como Padre e Hija, si no como
hombre y mujer.
El encanto fue roto por Mariza, que se sentó en la cama derramándose en
llanto y cubriéndose la cara con las dos manos.
Yo me arroje a ella de inmediato y no podía organizar mis pensamientos…
¿estaba molesto, estaba sorprendido, estaba herido… estaba … caliente?
-Tranquila mija – atiné a decir poniendo mi brazo sobre su espalda desnu-
da – no ha pasado nada – le seguí consolando.
-Pero ahora lo sabes papito – me decía en medio del llanto – ahora lo
sabes.
-Tranquila mija – por un momento se esfumo el enojo y la sorpresa – solo
tenía a mi pequeña entre mis brazos como cuando se golpeaba una rodilla
andando en bicicleta, ya lo resolveremos, sí?
-Pero …(sob), no estas (sob), enojado conmigo papito (sob) – me decía entre
sollozos,
-Como voy estarlo princesa… no estoy aquí yo también, entonces tú tam-
bién estarías enojada conmigo, estoy en una habitación de hotel esperando
tener relaciones con alguien que no es tu mama.