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Spanking
Una guía práctica para dar y recibir nalgadas
Azotes eróticos, spanking o nalgadas. Todos estos nombres designan el
acto de usar la mano o algún objeto para azotar a una persona; principal-
mente en las nalgas, pero también puede ser en zonas como muslos, pier-
nas, senos, tórax o genitales.
Es una actividad común entre miembros de la comunidad BDSM —que
significa Bondage, Disciplina, Sumisión y Dominación— vinculados a lo que
se ha llamado “sexualidades no convencionales” o alternativas.
Según Alberto Torrentera, doctor en antropología del Centro de
Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, la diferencia
entre una sesión de nalgadas ocasional y una relación BDSM depende, so-
bre todo, “de la intensidad y de los instrumentos que se utilicen”, pero ante
todo, “de la escena que lo acompaña”.
Además, las personas que practican la sumisión-dominación suelen ser
“más conscientes de su construcción erótica: los azotes pueden ir acom-
pañados de humillación, sometimiento, ataduras, juegos de calor y mucho
más”, explica Torrentera, quien ha trabajado con personas transgénero y gru-
pos de sexualidades alternativas en la Ciudad de México, México y Buenos
Aires, Argentina.
Sin embargo, esta práctica también puede formar parte de las prácticas
cotidianas de una pareja que simplemente desea innovar en su relación.
¿Por qué probarlo?
Para muchas personas recibir nalgadas se siente bien, debido simplemen-
te al diseño anatómico del cuerpo humano. Los azotes en esta zona per-
miten liberar la tensión en los glúteos, unos de los músculos más grandes
que tenemos.