Page 122 - Julito Cabello
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Timbre,  timbre
















           S   o nó  el  timbre  y  lo  único  que  se
       me  ocurrió  fue  cómo  salvar  al  Beltrán.
       Pero  no  era  Karla.
           C uando  abrí  la  puerta  (porque  la
       C lementina  ni  escuchaba  de  puro  amor)
       me encontré con  dos p ersonas b ien raras.
       Una mujer chica y crespa con  las pestañas
       bien grand es, y un señor flaco co mo vela.
          - Estamos  buscando  a  la  gran Karla -
       dij ero n  al  mismo  tiempo.
          -Fu e  a  comprar  cigarros  -respondí.
          - Ah  -dijo  la  mujer-,  sabes  niño,
       nosotros  somos  los  encargados  de  su
       exposición y teníamos que ven ir mañana,
       pero  no  nos  aguantamos  y  vinimos  hoy.
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