Page 22 - El Hobbit
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té.
        —Claro que hay una marca —dijo Gandalf—. La puse yo mismo. Por muy
      buenas  razones.  Me  pedisteis  que  encontrara  al  hombre  decimocuarto  para
      vuestra  expedición,  y  elegí  al  señor  Bilbo.  Basta  que  alguien  diga  que  elegí  al
      hombre o la casa equivocada y podéis quedaros en trece y tener toda la mala
      suerte que queráis, o volver a picar carbón.
        Clavó la mirada con tal ira en Gloin que el enano se acurrucó en la silla; y
      cuando Bilbo intentó abrir la boca para hacer una pregunta, se volvió hacia él con
      el entrecejo fruncido, adelantando las cejas, espesas, hasta que el hobbit cerró la
      boca de golpe.
        —Está  bien  —dijo  Gandalf—.  No  discutamos  más.  He  elegido  al  señor
      Bolsón y eso tendría que bastar a todos. Si digo que es un saqueador nocturno, lo
      es  de  veras,  o  lo  será  llegado  el  momento.  Hay  mucho  más  en  él  de  lo  que
      imagináis y mucho más de lo que él mismo se imagina. Tal vez (posiblemente)
      aún viváis todos para agradecérmelo. Ahora, Bilbo, muchacho, ¡vete a buscar la
      lámpara y pongamos un poco de luz a todo esto!
        Sobre  la  mesa,  a  la  luz  de  una  gran  lámpara  de  pantalla  roja,  Gandalf
      extendió un trozo de pergamino bastante parecido a un mapa.
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