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Contiene vitaminas tanto hidrosolubles (vitamina C, B1 (tiamina), B2 (riboflavina), B3 (niacina), B6 (piridoxi- na), B12 (cianocobalamina), ácido fólico y ácido pantoténico) como liposolubles (vitamina K1, carotenos, vitamina D y E). Dentro de los minerales es especialmente rica en potasio, calcio, hierro, fósforo, magne- sio, manganeso, silicio, zinc, cobalto, cobre, molibdeno, etc.
Dentro de las sustancias fitoquímicas de las hojas de alfalfa se encuentran isoflavonas (genisteína, bioca- nina A, daidzeína, formononetina), derivados cumarínicos (cumestrol, medicagol, sativol, trifoliol, lucernol, dafnoretina), saponósidos (tanto neutros como ácidos derivados del oleaneno), taninos y flavonoides (rutina), las cuales le confieren la mayoría de sus propiedades terapéuticas.
ACCIONES
Nutritivas. La alfalfa es una de las plantas más completas y nutritivas de la naturaleza. Destaca su alto contenido tanto en macronutrientes (carbohidratos, proteínas y grasas) como en micronutrientes (vitami- nas y minerales), necesarios para la dieta humana y son fácilmente asimilados.
Cuenta en su composición con hidratos de carbono simples como la glucosa o la fructosa, que pueden ser utilizados para obtener energía de forma rápida y glúcidos complejos como el almidón, que aportan energía de forma lenta y gradual para que pueda ser asimilada por las células, sin producir alteraciones bruscas en la glucemia.
Es una fuente natural de ácidos grasos insaturados (ácido α-linolénico (omega-3) y linoleico (omega-6)) y es rica en fosfolípidos como la lecitina (fosfatidilcolina) y cefalina (fosfatidil-etanolamina), que contribuyen a disminuir los niveles de colesterol en sangre y a prevenir la arteriosclerosis.
La alfalfa contiene todos los aminoácidos esenciales, es decir, aquellos que no pueden ser sintetizados por nuestro organismo y deben ser incorporados en la dieta, además de muchos otros aminoácidos no esenciales pero que también forman parte de las proteínas como la arginina, el ácido aspártico o la glutamina.
Dentro de su contenido en vitaminas destacar la concentración de vitamina C (es 3 veces superior a los cítricos), de vitamina K1 (indispensable para la síntesis de diversos factores de la coagulación de la san- gre) y de carotenos (tres veces más que las espinacas), además de las vitaminas del grupo B, la E, D y A, que favorecen la cicatrización de heridas.
En cuanto a los minerales es especialmente rica en potasio y calcio (tiene 3 veces más que la leche), además de hierro, magnesio, fósforo, manganeso, cobalto, sodio, sílice, cobre, molibdeno, zinc, etc., por lo que puede ser utilizada como un excelente remineralizante natural.
Depurativa y alcalinizante. Las hojas de alfalfa son capaces de crear un “estado de alcalinidad” en el organismo, necesario para evitar el desarrollo de muchas patologías. Cuando decimos reacción ácida o alcalina, no nos referimos al gusto más o menos ácido que puedan tener ciertos alimentos, sino al resul- tado final que producen en el organismo, a través del aporte de sales minerales y sustancias básicas que neutralizan los excesos de acidez provocados por otros alimentos o por los propios desechos orgánicos del cuerpo. Esto se consigue mediante la ingestión de determinados alimentos entre los que se encuentra las hojas de alfalfa.
Digestiva. Además de por su aporte nutricional, la alfalfa también destaca por su capacidad para aumen- tar la biodisponibilidad de los nutrientes, debido a que en sus hojas hay enzimas que mejoran el proceso digestivo. Esta planta contiene lipasas que digieren las grasas, amilasas que desdoblan los almidones y proteasas que hidroliza las proteínas liberando aminoácidos.
Fuente de fibra. La fibra que posee la alfalfa está compuesta, sobre todo, por pectina, hemicelulosa y celulosa. Estos hidratos de carbono no pueden ser digeridos por el aparato digestivo del hombre puesto que no posee los enzimas capaces de descomponerlos y actúan como un laxante mecánico, sin pro- ducir irritación intestinal. La pectina se clasifica como fibra soluble. Capta agua a nivel intestinal por lo que aumenta y ablanda el bolo fecal, estimulando a su vez el peristaltismo. La hemicelulosa y celulosa forma parte de la fibra insoluble que realiza una función de arrastre y limpieza. La fibra también presenta
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