Page 62 - Libro El Perú en la Antártida
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EL PERÚ EN LA ANTÁRTIDA
 EL VERDADERO DESCUBRIDOR DE LA ANTÁRTIDA
El siglo XIX llega con una oleada de avances científicos derivados del siglo pre- cedente, el siglo de las luces. Las expediciones se suceden llegando por fin muy cerca a la Terra Austral. En este proceso se configura un hecho particular: saber quién fue el primero en avistar efectivamente costas antárticas, y por extensión ser su descubridor. La historia no es muy clara al respecto, surgien- do los nombres de varios expedicionarios que prácticamente al mismo tiempo observaron el nuevo continente.
- Nathaniel B. Palmer
Norteamericano dedicado a la pesca de ballenas, quien en 1820, de mane- ra casual, estando en las islas Shetland avistó unas montañas que atribu- yó inmediatamente a un continente. Entusiasmado con esta noticia tomó el viaje de retorno. La tierra avistada fue la península Antártica. Hoy se sitúa en sus cercanías el archipiélago Palmer.
- Edward Bransfield
Marino inglés, quien ese mismo año avistó la península Antártica, también denominada Trinidad, arribando a la isla Rey Jorge. Actualmente, se ubica ahí el denominado estrecho de Bransfield.
- Thadeus von Billingshausen
Marino alemán al servicio del zar de Rusia, quien realizó una expedición de circunvalación al continente antártico, entre 1820 y 1821, y nombró a una porción de la costa avistada como Tierra Alejandro I y Tierra Pedro I. Llegan- do a sentirse como el verdadero descubridor de las tierras antárticas.
Lo impreciso de las informaciones para establecer claramente al descubri- dor del continente antártico parece no constituir un hecho aislado sino que se enmarca en una peculiaridad: la Antártida siempre se mostrará como una fuente de disputas, por lo que no estaría claramente definidos los derechos o jurisdicciones, con superposiciones de ocupaciones y reclamos territoriales que marcaran el proceso desde finales del siglo XIX, y que se presentan aún en los tiempos actuales.
LAS PRIMERAS EXPLORACIONES (1820-1841)
La caza de ballenas y focas se convirtió en una actividad económica importan- te en la primera mitad del siglo XIX. Las flotas mercantes exploraban nuevos rumbos por donde encontrar aquellos recursos marinos. A pesar de ello, ya pequeñas delegaciones de científicos acompañaban a los hombres de mar en sus travesías, los que dejaron luego sus impresiones acerca de las tierras avistadas.
Sir James Clark Ross.
Se destacan en este periodo la expedición del Capitán francés Jules Dumont D’ Urville, quien, entre 1837 y 1838 en una expedición al Pacífico, llegó hacia la punta de la península antártica y su grupo de islas denominándola Tierra de Luis Felipe (ahora llamada Graham), posteriormente recorrió la llamada Tierra Adelia (bautizada así por Dumont en honor a su esposa, fallecida mien- tras se realizaba la expedición). También, la incursión del oficial naval nortea- mericano Charles Wilkes, la cual —en viaje de circunnavegación— llegó el 16 de febrero de 1840 hasta la barrera de hielo, posteriormente denominada Schackleton, lo que impidió que avanzara al sur y obligó a bordear las cos- tas antárticas para regresar al norte con dirección a Sydney. Por su parte,
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