Page 80 - Libro El Perú en la Antártida
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EL PERÚ EN LA ANTÁRTIDA
importante de separación continental. En 1908, Reino Unido sería el prime- ro en valerse de esta teoría, para sus reclamaciones, argumentando la cer- canía de las Islas Falkland (Islas Malvinas), bajo soberanía británica.
- TEORÍA DE LA DEFRONTACIÓN
Esta posición surgió en 1956, con el fin de justificar reclamaciones de sobe- ranía de aquellos países que no se encontraran contiguos a territorio antár- tico. Este era el caso de Brasil, país desde donde surgió esta teoría.
La misma se basaba en una ampliación del margen de proyección hacia el territorio austral, teniendo como límites los extremos continentales, vale decir los contornos del continente sudamericano. A su vez, cada país man- tenía una expectativa fijando como criterio delimitador, los extremos orien- tal y occidental del mismo hacia el continente antártico. No obstante, esta proyección se restringía a aquellos países que tenían límites costeros. Bajo esta percepción, Brasil, Ecuador, Colombia, Perú y Uruguay tenían también una aspiración legítima sobre la Antártida.
Esta teoría no fue vista con agrado por las potencias europeas, así como por Argentina y Chile, países que en aplicación de la Teoría de los Sectores, llevaron actividades a favor de la permanencia y continuidad territorial, tal como se verá más adelante.
RECLAMACIONES EN CONCRETO
Sería Gran Bretaña quien iniciaría las reclamaciones en julio de 1908 expidien- do la Patente Real que extendía los dominios británicos al sur de las Islas Mal- vinas, dando a conocer sus aspiraciones por la Península Antártica y la Tierra de Coats. En 1923, el gobierno británico pondría bajo administración de Nueva Zelanda la denominada Dependencia Ross, que incluye la Tierra de Ross y parte de la Tierra Victoria. En 1933, fue el turno de Australia, el cual puso bajo su dominio la Tierra Victoria.
Francia fue otra de las potencias que reclamaba derechos sobre la Antártida; en 1924 el gobierno expidió un decreto colocando bajo su soberanía la Tierra Adelia, bajo jurisdicción del gobernador de Madagascar, en aquel tiempo, pose- sión francesa. Por su parte, Alemania, en busca de su “espacio vital”, reclamó
entre 1933 y 1945, la denominada Nueva Suabia, cerca de la Tierra de la Reina Maud, el cual, a su vez, había sudo reclamado por Noruega en 1928.
Situación particular lo configuraron los casos de Argentina y Chile, países que habían mostrado un interés pionero en la Antártida, remontándose a la época de la Independencia. Las reclamaciones de ambas naciones a inicios del siglo XX entraron en contraposición a las reclamaciones británicas sobre iguales porciones de territorio antártico. La presencia Latinoamericana en la Antárti- da será materia de otro acápite.
EE. UU., LA URSS Y LA “RESERVA” DE DERECHOS
Los casos de Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas fueron singualres por cuanto no iniciaron sus aspiraciones mediante una recla- mación directa de una determinada porción de territorio antártico, sino que se materializaron mediante el envío de expediciones y de asentamientos de bases permanentes, aunque sin proclamar soberanía sobre un territorio en específi- co. En 1924, el Secretario de Estado Norteamericano, Charles Evans Hughes declaró:
“El descubrimiento de tierras desconocidas para la civilización, aunque vaya acompañado de una toma de posición formal, no respalda ninguna reivindicación válida de soberanía, a menos que el descubrimiento vaya seguido de un establecimiento auténtico en el territorio descubierto.”
De igual forma, la URSS declaró:
“El Gobierno de la Unión Soviética no puede estar conforme en que una cuestión como la del régimen de la Antártida pueda decidirse sin su participación. El Gobierno Soviético...está dispuesto a examinar cualesquiera proposición de los gobiernos interesados, tanto en lo que se refiere al procedimiento de discusión de esta cuestión como a la naturaleza del régimen a imponer a la Antártida.”
Base Australiana en la Antártida
En la bahía de Commonwealth todavía permanece la base de madera construida por la expedición australiana de 1912 donde vi- vieron 18 hombres por 2 años. El gobierno australiano ofrece becas para ayudar en el mantenimiento de las estructuras de la base.
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