Page 28 - Casados o Cansados
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El  secreto  del  éxito  como  casado  no  es  pensar  cómo  me  harán

                        feliz,  sino  cómo  yo  puedo  hacer  feliz.  Aplicando  esto  evitaremos
                        muchas peleas en el hogar.
                        Por ejemplo: el marido sale a trabajar y ese día, le rebotaron cheques, la
                        secretaria no llegó, el mensajero renunció, en fin, un mal día. Sentado
                        en  su  oficina  rodeado  de  problemas  se  dice  a  si  mismo:  “yo  aquí
                        fajándome y mi esposa sentada en la casa descansando y tomando su
                        café con leche con música de fondo”.
                        En la  casa está la mujer  arreglando todo el desorden  que dejaron los
                        niños, corriendo y preparando el almuerzo para la llegada del batallón,
                        cansada de  tanto limpiar y acomodar, piensa en su esposo y se dice a si
                        misma: “¡qué buena  vida tiene él, sentado en su  cómoda oficina, aire
                        acondicionado, cafecito  y cigarro, disfrutando del día!”.

                               Cada uno de ellos piensa en función de si mismo esperando que
                        el  cónyuge  le  brinde  valoración  y  reconocimiento  por  su  labor.  Al
                        atardecer, cuando llega el marido a al hogar se imagina  las palabras
                        dulces con que lo recibirá su esposa por su esfuerzo diario de traer la
                        manutención a casa. Del otro lado de la puerta se aproxima la esposa
                        para  recibir  a  su  marido  pensando:  “ya  llegó  por  fin    mi  marido  que
                        seguro al ver la casa limpia me felicitará  y reconocerá el  fruto de mi
                        trabajo”.  De  tal  forma  que  cuando  se  abre  la  puerta  cada  uno  está
                        esperando recibir  alabanzas y ser feliz en vez de dar elogios y hacer
                        feliz al otro.

                               Esa cualidad humana que todos poseemos, que se llama egoísmo,
                        la  desarrollamos  desde  nuestra  niñez,  ya  que  nos  acostumbramos  a
                        recibir de nuestros padres y casi no devolver, nos gustó recibir elogios
                        de “mami”,  sin necesidad de repetirlos. Cuando uno se casa debe saber
                        que la pareja no es como “mami”, sino que hay que saber recibir pero
                        también saber dar y adelantando el dar al recibir.  Imagínense como se
                        vería una  pareja en la que el marido a cada rato felicitara a la esposa
                        por lo que hace y ella le elogiara por todas sus acciones, la felicidad y el
                        amor  llenaría  ese  hogar    ya  que    “uno  no  da  porque  ama,  sino  ama
                        porque da”. Quiere decir que a medida que uno dé al otro, se unirán
                        más y se amarán más. La prueba está en que los padres aman a los hijos
                        más que los hijos a los padres. Dice el refrán “una madre para cien hijos
                        y  no  cien  hijos  para  una  madre”,  porque  los  padres  dan  y  los  hijos
                        reciben, el amor de los padres es incondicional.
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