Page 5 - Revista Bioetica 2019
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La relación médico-paciente
S
i un paciente llega a mi consulta en varias ocasiones diferentes y nunca le he llamado por su nombre o simplemente
no me ha interesado su nombre, el del problema soy yo.
Un paciente con un cáncer, o con trauma, o con diabetes, es una persona, con un nombre, con necesidades y expectativas
propias, con interrogantes e incertidumbres reales, con familia, con una profesión o no, que profesa una religión o no,
con un trabajo, sueños y esperanzas, problemas, tristezas y alegrías, que acude a nosotros con esperanza y la con anza
de que puede ser curado, pero también con mucha incertidumbre, temores y angustias de sobra justi cadas, a la cual el
mundo le cambio en un instante y su mundo se esta cayendo en miles de pedazos. Que necesita información y
tratamiento oportuno, pero también comprensión y acompañamiento, que requiere que lo vean con humanidad y
respeto, pero principalmente con amor. Pero si solamente nos alcanza para un frio e impersonal “manejo terapéutico”,
hemos perdido el norte de nuestra profesión, hemos olvidado la esencia de la profesión médica, “Que más que curar
es aliviar y acompañar a la persona”. Por eso el el gran desafío actual, es considerar al paciente por sobre la enfermedad.
Mucho tiempo antes, esta relación era tan natural en la
practica cotidiana, que no se consideraba un problema,
simplemente era inconcebible que no existiera una
relación en la cual el medico no se preocupara
genuinamente por su paciente, ya que es la base del
trabajo del médico. Claro está, que que las circunstancias
han cambiado, la medicina era más sencilla, los
recursos del médico para atender al enfermo estaban
más en sus capacidades personales, en una buena
historia clínica, en un examen físico minucioso, en su
relación con el enfermo, que en los recursos externos,
pero independientemente de que se cuenta con mas
recursos, sigue siendo la relación medico paciente, la
piedra angular del abordaje médico.
Empezamos a hablar de la relación médico paciente,
cuando precisamente se empieza a sentir con alarma
perdiendo esta interacción del enfermo con el médico,
basada en la comunicación y la disposición para
conseguir la salud. Ahora bien, el aspecto fundamental
para una buena relación es la con anza. Pero entonces,
que ha sucedido, porque con más frecuencia se
observa el detrimento en esta relación profesional,
humanamente hablando, que condiciones han
favorecido este deterioro.