Page 6 - Revista Bioetica 2019
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Las causas son diversas: Los nuevos procedimientos tecnológicos, enriquecen los recursos del médico, pero no
sustituyen la importancia terapéutica de una buena relación, se atiende con disposiciones administrativas estrictas, se
siguen protocolos de manejo rígidos, el enfermo no elige al médico tratante, y no siempre es atendido por el mismo
médico, sobredemanda de atenciones con escaso personal, el exceso de burocracia y trámites administrativos retarda
el tratamiento, la superespecializacion del médico que no aborda la salud de forma integral, las limitantes interpuestas
por los seguros médicos. La medicina actual se encuentra en una encrucijada entre los intereses económicos de una
medicina convertida en industria, en la que el n último, no es el bien del enfermo, como tradicionalmente lo ha sido
el acto médico, sino el considerar el rendimiento de sus inversiones. La comercialización de la industria de la medicina
ha convertido a ésta, en un producto de mercado y en cuna de múltiples con ictos de intereses.
En la medicina actual se pueden reconocer a manera de ejemplo y entre otros, los siguientes con icto de intereses:
pagar y recibir comisiones por referir enfermos; recibir alguna compensación por utilizar determinados gabinetes y
laboratorios; recibir regalos por parte de la industria farmacéutica al amparo del llamado “turismo académico”; recibir
privilegios por tener “productividad” en hospitales privados; recibir compensaciones de compañías de seguros
privados por limitar servicios a los asegurados y un largo etc. Pero, además, ha aumentado la exigencia por parte del
paciente y la sociedad, de tal forma que el trabajo del médico se realiza con la amenaza persistente de demandas y
reclamos, en ambientes que no reúnen las condiciones necesarias para una adecuada atención médica.
Hoy se le identi ca al trabajador de la salud, como un burócrata, perdiendo bastante su credibilidad en la sociedad,
generando una relación con mucha desconfianza de ambas partes, lo que propicia una vigilancia de la actuación del
médico por parte del paciente, sus familiares, organizaciones contraloras o inclusive sus abogados.
La economía ha invadido el sector de la salud, puesto que ésta tiene que ser rentable, de las utilidades se bene cian
muchas personas y no siempre el médico y ni por supuesto el paciente, los que con frecuencia acaban siendo
utilizados.
El contexto actual con detrimento de valores también afecta al personal de salud, aunado a que las instituciones
formadoras de profesionales de la salud, con frecuencia utilizan programas educativos enfocados al desarrollo de
competencias técnicas, pero muy pobremente al desarrollo de competencias relacionales, es decir formación de
valores, empatía, respeto, inteligencia emocional, humanismo en la atención y muchos otros aspectos, destruyen aun
mas la solidez de la relación con el paciente.