Page 8 - Tuntún
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Al hacerlo, tenía que mover su cuerpo
                                                                   de un lado al otro para poderse balancear.




                                                                               Sus pasos siempre sonaban:






                          Tan

                   grandote,


                    tan grandote,
                que casi no podía
                                                          ¡Tun!
                       caminar.











          ¡Tun!























                      ¡TUN!                                                                                                                                                                                    Y así se llamaba él:



                                                                                                                                                                                                 Tuntún.



                                                                                   ¡TuUuN!
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