Page 9 - Tuntún
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Al hacerlo, tenía que mover su cuerpo
 de un lado al otro para poderse balancear.




 Sus pasos siempre sonaban:






 Tan

 grandote,


 tan grandote,
 que casi no podía
 ¡Tun!
 caminar.











 ¡Tun!























 ¡TUN!                                                     Y así se llamaba él:



                                              Tuntún.



 ¡TuUuN!
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